Juan Pablo santo




El beato Karol Wojtyla tenía que ser santificado. Su espiritualidad vetusta, que amaba a la Edad Media y reprendía a esta Edad Contemporánea que desde el Siglo de las Luces caminó por la senda del Mal, era una vigorosa rama de la doctrina más pura de la Iglesia, la que va contra corrientes del pensamiento que desde el Racionalismo y la Ilustración trajeron librepensamiento, ciencia y soberanía popular.

El Papa sentía que fue mucho más bienaventurado aquel mundo fiel, señorial, mísero, servil, clerical, penitente, patriarcal; atormentado por parásitos, hambrunas, pestilencias y demonios; aquel mundo de cruzadas, santos belicosos, mártires voluntarios, eremitas alucinados y prodigios milagrosos. Sabía que fue más bendita aquella Europa que perduró hasta el XVIII, limpia de sangre, temerosa de Dios y de los oficios de sus santos tribunales; con guerras de religión; de gran natalidad, atroz mortalidad, fecundo celibato; de misterios revelados, saberes prohibidos, misticismos arrebatados, órganos incorruptos e hímenes intactos… Mucho más que el Occidente democrático actual, tan próspero, burgués, individualista, descreído, impúdico, mestizo, impenitente; o tan evolucionista, investigador, revelador de misterios, con guerras de mercaderes y sublevado contra la Providencia: con tremendas tecnologías, órganos trasplantados, niños vacunados; con mujeres iguales, libres, insumisas y promiscuas; con divorcios, anticonceptivos o abortos seguros y despenalizados; con parejas infértiles que tienen hijos (inmoralmente); con homosexuales que consiguen derechos civiles… Tenía razón el Papa, Occidente es Hoy lo que es porque se ha guiado por “Ideologías del Mal”. Comparemos esta Europa del siglo XXI con la de los piadosos quince siglos que se guiaron por el teocentrismo cristiano: No hay color.

Juan Pablo II supo atraer, apartando del mal, a una sana y candorosa juventud; aunque no estuvo muy vigilante –nadie es perfecto- en eso de proteger a los niños de las violaciones cometidas por sus clérigos pederastas. Su Santidad reaccionó contra reformas de engañosas teologías liberadoras, contra hedonismos, eutanasias o preservativos (que salvarán muchas vidas presentes pero impiden tantas futuribles). Fue gran abogado de la humanidad y sus embriones; y no pocos simpatizamos con su apología del sexo a pelo (aunque no fuese aconsejable predicar tal cosa en el África del SIDA con tantas muchachas desprotegidas ante contagiados machos dominantes).

Su misericordia le llevó a comulgar con dictadores criminales que habían defendido el orden y la fe, pero no pudo hacerlo con esos curas que apoyaban causas humanitarias contaminadas de subversión. Acogió entusiasta a los movimientos y líderes de la fe más íntegra, hombres como el beato obrador de Dios Escrivá de Balaguer, como el bendito artista Kiko Argüello o como el legionario de Cristo Marcial Maciel (a pesar de que ¡ay! sucumbió a muchas infamias y delitos).

Karol Wojtyla se ha ganado la santidad no sólo por su obra, sino por la integridad con la que llevó la cruz de sus padecimientos ayudado por la oración (y la ciencia). Sí, ha sido elevado a los altares junto a tantos santos de similar naturaleza. Y siempre habrá despistados que no entiendan que lo ha merecido completamente.


Por Juan Pablo Maldonado García

SOBRE LA LEY DE TRANSPARENCIA DE ANDALUCÍA




El proyecto de Ley de Transparencia de Andalucía se encuentra en fase de tramitación parlamentaria (abril de 2014) y Transparencia Internacional-España fue invitada a presentar su posición en el Parlamento de Andalucía el día 22 de abril de 2014. Publicamos en Acción Politeia el texto íntegro de la comparecencia.


Comisionado de TI-España: Xavier Coller
xaviercoller@upo.es 






AUTENTICIDAD, CALIDAD, PROFUNDIDAD




Quiero traer a estas páginas una reflexión sobre las cuitas a las que se enfrenta esta democracia liberal de masas que disfrutamos. Hace ya tiempo que hay críticos  (toda la crítica neorrepublicana, por ejemplo) que están poniendo sobre el tapete sus insuficiencias y proponiendo fórmulas para la innovación democrática (consultas deliberativas, senados ciudadanos, combinación de fórmulas de democracia comunitaria, deliberativa, representativa adecuadas a los distintos niveles de decisión política locales, nacionales, transnacionales...). Todo desde el punto de vista de la profundización y la calidad democrática, incluyendo la redefinición del papel de partidos políticos y otros interlocutores sociales en la intermediación política de nuestras sociedades democráticas. Para muestra, un botón: http://accionpoliteia.blogspot.com.es/2013/09/por-un-senado-ciudadano.html Y otro: http://accionpoliteia.blogspot.com.es/2012/11/el-ajuste-mutuo-entre-ciudadania-y.html
Diré a partir de ésto que, independientemente de que exista el peligro de una involución totalitaria en la situación que vivimos hoy en el mundo desarrollado, la democracia liberal de masas necesita una revisión: desde los años 70 la evolución histórica de las sociedades postindustriales lo está poniendo de manifiesto. Lo reflejan científicos sociales y pensadores políticos perfectamente alejados de posturas totalitaristas y perfectamente alineados con la libertad y la democracia. Yo defiendo que buena parte de lo que pasa hoy en España tiene más que ver con esto que con posturas totalitarias.
Hay imágenes en nuestra democracia española de hoy simples e impactantes, como una bofetada en pleno rostro de esta democracia que disfrutamos y sufrimos. Lo que yo veo detrás de éstas imágenes es una necesidad de filosofar a martillazos, como proponía Nietzsche, para ver cuántos de nuestros ídolos tienen pies de barro y suenan a hueco.
Merece la pena releer el Ocaso de los Ídolos o Cómo se Filosofa a Martillazos, donde Nietzsche propone que filosofar a martillazos no es destrozar ningún ídolo (las construcciones conceptuales que aceptamos como ciertas y esenciales), sino golpear suavemente en su superficie a ver si suena a hueco o, por el contrario rebota un sonido macizo que nos da noticia de que ahí sí hay contenido. También plantea, como método de conocimiento, lo que él llama la inversión de todos los valores, que consiste, no en adoptar los valores contrarios a los imperantes, sino en darles la vuelta a todos ellos (invertirlos), a ver si cae algo de dentro o, si por el contrario están tan vacíos que no cae nada.
En nuestra democracia hay algunos ídolos que convendría voltear. Siguiendo las dimensiones que propone Robert Fishman para acercarnos a analizar la democracia, yo creo que habría que despejar algunas cuestiones sobre varios temas:


1. Autenticidad de la democracia. Una democracia se caracteriza por elecciones libres, el control de los políticos a través de ellas, un sistema político que permite alternancias, respeta opciones y ha conseguido cuotas de justicia social, libertad e igualdad, es posible que como ningún otro. Todo eso define su autenticidad, es decir, lo que es mínimamente necesario que se dé para que haya democracia, incluido el hecho de que los líderes políticos elegidos tengan poder para gobernar y gobiernen de hecho.
Y aquí es donde resbalamos. Tenemos en España dos problemas al respecto. Uno europeo: la cesión de soberanía a una Europa que no acaba de despegar como democracia de ciudadanos y ciudadanas y se parece más a una especie de senado territorial confederal en el que los territorios pesan más que los ciudadanos. Sobre el tema http://accionpoliteia.blogspot.com.es/2014/03/votante-desorientado-busca.html Y el otro problema, el de calibre verdaderamente grueso, mundial: el de la supremacía de los mercados sobre el poder político. Los mercados son por definición desiguales y fomentan la desigualdad, en eso entran en colisión con el imaginario igualitario demócrata. Yo creo que es necesario que la democracia produzca e implante regulación sobre los mercados. Cuál, cuánta, cuándo, cómo...todo eso podemos discutirlo, pero si dejamos que los mercados dominen, ya nos podemos ir olvidando de la democracia...


2. La calidad de la democracia. Como decían Aristóteles y Stuart Mill, una democracia muestra su excelencia (no sus mínimos como en el punto anterior) cuando es capaz de producir desarrollo intelectual entre los ciudadanos. Robert Dalh añadía desarrollo moral al intelectual. Es el debate político el que nos da la medida intelectual y moral de nuestro ambiente democrático. Y aquí pinchamos de lleno. Necesitamos arenas deliberativas donde sea posible crear opinión informada, argumentada, asumida y defendida con autenticidad y respeto. Desgraciadamente no disfrutamos de esto en España desde hace ya tiempo (no sé si lo hemos disfrutado alguna vez en nuestra historia). Una propuesta al respecto, a modo de decálogo fundamental: http://accionpoliteia.blogspot.com.es/2012/11/accion-politeia.html
Sobre el tema decir que también es preocupante la asfixiante disciplina de voto que sufrimos en España y el delirante sistema de selección de élites políticas, que alejan a los políticos de la ciudadanía http://accionpoliteia.blogspot.com.es/2014/02/disciplina-de-voto-y-electorado-la.html


3. Profundidad de la democracia. Sin ánimo de sustituir a la democracia representativa, mantengo que necesitamos dotarla de elementos que favorezcan la capacidad cívica de la sociedad colectivamente autoorganizada de influir en la agenda política y en la definición, diseño, implantación y evaluación de políticas públicas. Y necesitamos hacerlo mas allá de la capacidad de interlocución social implantada en nuestra democracia desde el polo de la producción (Patronales y sindicatos por un lado y lobbies profesionales y empresariales por otro). Necesitamos dar cabida a otros elementos de interlocución social centrados en otros polos sociales, desde el consumo a la soberanía energética o la financiera, pasando por la soberanía del conocimiento y las leyes de la propiedad intelectual... Una aproximación general: http://accionpoliteia.blogspot.com.es/2013/12/participacion-ciudadana-y-calidad.html . Y dos ejemplos concretos de iniciativas que, desde la sociedad civil armada con sus solas energías, van surgiendo en nuestras sociedades postindustriales...http://accionpoliteia.blogspot.com.es/2014/02/mercaos-sociales-transformacion-social.html y http://accionpoliteia.blogspot.com.es/2014/04/banca-etica-fiare-quien-sirve-mi-dinero.html .


Sirva todo esto como muestra de cómo veo yo algunos fenómenos sociales que se están dando en España. Y como denuncia de la falta de sensibilidad de los poderes políticos, incluidos los partidos políticos en su inmensa mayoría, ante los cambios políticos y sociales que están ocurriendo y que estamos protagonizando unos con más bisoñez que otros, pero todos respondiendo a necesidades reales. Todos los oídos sordos de los poderes democráticos legítimos a esto que pasa, no servirán nada más que para restarles legitimidad en la autenticidad, en la calidad y en la profundidad de la democracia.


Acción Politeia
Tras una estimulante conversación con Robert Fishman en Ágora organizada por el Máster Universitario Sociedad Administración y Política http://www.upo.es/diario/institucional/2014/03/manana-en-la-upo-conferencia-de-robert-fishman-sobre-las-dimensiones-de-la-democracia/


LA EMANCIPACIÓN CIUDADANA

 

Buenas tardes, permitid que, primero me disculpe por la interrupción.
Yo, como muchos de ustedes aprecio la comodidad de la rutina diaria, la seguridad de lo familiar, la tranquilidad de la monotonía.

A mí me gusta tanto como a vosotros, pero con el espíritu de conmemorar los importantes acontecimientos del pasado (normalmente asociados con la muerte de alguien o el fin de alguna terrible y sangrienta batalla y que se celebran con una fiesta nacional) he pensado que podríamos tomarnos cinco minutos de nuestra ajetreada vida para sentarnos y charlar un poco.

Hay, claro está, personas que no quieren que hablemos, sospecho que, en este momento, estarán dando órdenes por teléfono y que hombres armados ya vienen de camino.

¿Por qué? Porque mientras pueda utilizarse la fuerza... ¿Para qué el diálogo? Sin embargo las palabras siempre conservarán su poder, las palabras hacen posible que algo tome significado y, si se escuchan, enuncian la verdad y la verdad es que en este país algo va muy mal, ¿no? crueldad e injusticia, intolerancia y opresión.

Antes tenías libertad para objetar, para pensar y decir lo que pensabas. Ahora tienes censores y sistemas de vigilancia que nos coartan para que nos conformemos y nos convirtamos en sumisos.

¿Cómo ha podido ocurrir? ¿Quién es el culpable? Bueno, ciertamente, unos son más responsables que otros y tendrán que rendir cuentas pero, la verdad sea dicha, si estás buscando un culpable, sólo tenéis que miraros al espejo.

Después de la lectura de estas primeras líneas, los lectores atentos tienen tres posibilidades.

La primera, embrazar un arma y dirigirse hacia las instituciones políticas con intentos belicosos. Esto que podría aparecer un acto despropositado y listo para que su autor o autores se vean condenados por terrorismo político es algo que unos cuantos han realmente pensado. Vean las noticias italianas de los últimos diez días y en particular las construcción (verdadera o presunta) de un tanque armado por parte de los secesionistas vénetos que según los inquirentes, hubieran podido utilizar marchando hacia la Plaza San Marco (verdadero símbolo de la antigua República de “La Serenissima” bajo la cual se reconocen) para volcar el sistema político italiano a favor de la independencia del Véneto.

La segunda posibilidad es demandar por plagio a este autor. Efectivamente, los lectores y lectoras que así quisieran actuar tendrían el cien por cien de posibilidad de ganar la lite. Además, este mismo autor los ayudaría otorgando la prueba reina de su culpabilidad. Las palabras del principio son exactamente la transcripción del discurso de “V” que, oculto tras una máscara de Guy Fawkes, habla a los ciudadanos de Londres (película “V” de vendetta que deriva del comic de Alan Moore y David Lloyd).

Finalmente, como decía, cabe una tercera posibilidad, seguramente pacífica que es donde se reconoce este autor: mirarnos al espejo. Ya me entienden, espero, no para retocarnos la barba, el pelo o asegurarnos que el pinta labios no haya manchado los dientes, sino más bien para comprender en nuestras caras una parte de responsabilidad que todos tenemos y que ha, en parte, producido la actual estructura social en la que vivimos.

Sí, tenéis razón, hubiera podido utilizar la palabra crisis, crisis económica pero de esta manera me hubiera alineado con la idea de los que quieren que como único mensaje pase que la crisis es de naturaleza financiera cuando, yo personalmente pienso que es algo más profundo. Al hilo de esto he tenido la curiosidad de buscar en el Diccionario de la Real Academia Española las dos palabras, es decir “crisis” y “económica”. Para no crear problemas de interpretación, ahí tienen la captura de pantalla:

Crisis”:

crisis.
(Del lat. crisis, y este del gr. κρίσις).
1. f. Cambio brusco en el curso de una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el paciente.
2. f. Mutación importante en el desarrollo de otros procesos, ya de orden físico, ya históricos o espirituales.
3. f. Situación de un asunto o proceso cuando está en duda la continuación, modificación o cese.
4. f. Momento decisivo de un negocio grave y de consecuencias importantes.
5. f. Juicio que se hace de algo después de haberlo examinado cuidadosamente.
6. f. Escasez, carestía.
7. f. Situación dificultosa o complicada.


Económica”

económico, ca.
(Del lat. oeconomĭcus, y este del gr. οἰκονομικός).
1. adj. Perteneciente o relativo a la economía.
2. adj. Moderado en gastar.
3. adj. Poco costoso, que exige poco gasto.
4. adj. p. us. avaricioso.


Crisis económica es entonces la dificultad, los aprietos, la mutación del conjunto de bienes y actividades que integran la riqueza (material) de una colectividad o un individuo. ¿Verdaderamente podemos afirmar que la que estamos viviendo es una crisis económica o esta es “simplemente” una de las consecuencias del fracaso del actual capitalismo neoliberal y más en general de la estructura social? Exactamente la estructura social y entonces la cuestión democrática es lo que, por lo menos en esta sede, me interesa más.

Naturalmente todo gira alrededor de los responsables y os diré desde ahora que he aprendido (o lo intento) a superar el aburrimiento de decir que los banqueros, las corporaciones etc. tienen la culpa de la actual situación. Todo esto me parece una hipócrita posición de desahogo de todos nosotros que en muchos casos nos hemos escondido por detrás de algo o de alguien. ¿Verdaderamente es indispensable reiterar que alrededor de 400 personas físicas detentan actualmente en el Mundo el 40% de los recursos? La respuesta es sí, pero ya lo sabemos, damos ahora un paso adelante.

En mi opinión el replanteamiento de la actual estructura social debe pasar por la revisión de la ciudadanía y de su papel dentro de la sociedad. En este sentido tenemos la obligación de admitir que en algunos casos, los ciudadanos hemos tenido una responsabilidad directa que ha llevado a la actual situación.

Intentamos imaginar. Paseando por el centro de mi ciudad, Ligereza, encuentro un bolso repleto de dinero, no billetes de 200 y 500 euros, no no, un bolso repleto de billetes de 10, 20 y 50 euros, billetes fácilmente gastables sin que nadie sospeche de mi. Agarro rápidamente el bolso mirándome alrededor para ver si alguien me ha visto. Los primeros días saco del bolso unos cuantos billetes, echo gasolina al coche, gasto unos euros para comprarle un regalito a mi pareja y me quedo con una cartera algo más pesada de lo habitual. Después de una semana, el bolso sigue lleno, saco dinero y compro un Smartphone de última generación pasando quizás de un plan de prepago a un contrato, una televisión de pantalla plana y en lugar de utilizar los medios de transporte públicos para ir al trabajo, a diario tomo el coche, de hecho, la gasolina se paga con el dinero del bolso. La tercera semana, debido a que el bolso con el dinero aparenta ser un pozo sin fin, compro un coche nuevo, ropa de marca, después una plaza de garaje para guardar el coche, un viaje costoso y finalmente un piso. Este último con la ayuda de una hipoteca, el bolso no daba para tanto. Cuando inicia la cuarta semana, voy a por el dinero del bolso, debo echar gasolina al coche nuevo, pagar algunas obras del nuevo piso pero en lugar del dinero encuentro una nota firmada por Alan Beck. El Señor Beck es un imaginario turista, propietario del bolso, hoy vacío. La nota dice que él tiene constancia de quién soy, de dónde vivo, dónde he gastado su dinero y que me prepare porque él quiere la devolución de todo su dinero. ¿Qué puedo hacer? Vender todos los bienes que compré con este dinero. El problema es que ahora, mis bienes ya no valen tanto y a eso se suma que el bolso con el dinero que yo encontré tenía miles de gemelos. Los demás ciudadanos hicieron exactamente lo que hice yo. El Señor Beck sí era un turista pero un turista millonario. No puedo hacer otra cosa que encontrarme con el Señor Beck y explicarle lo ocurrido. Finalmente me encuentro con él. Personalmente me esperaba la presencia de guardaespaldas, armas para amenazarme pero me equivocaba. El Señor Beck es extremadamente sonriente, afable, una persona exquisita. Me deja hablar y mientras mis ojos miran la mesa del bar donde estamos, él me interrumpe y sin demasiados rodeos me hace una propuesta: “querido señor, no se justifique conmigo, entiendo perfectamente la situación en la que usted y otros miles de ciudadanos de esta ciudad se han encontrado. Es por eso que quiero ayudarle. Le propongo que usted me venda los bienes que compró con mi dinero. Por cierto, en los bajos del bolso estaba mi tarjeta de visita donde textualmente otorgaba una recompensa a la persona que me hubiera devuelto mi bolso con todo el dinero”.

Acepto la oferta. Vendo todos los bienes al Señor Beck que me los compra por el 20% de su valor. En la ciudad miles de ciudadanos están en la misma situación que yo y el Señor Beck se convierte en el magnate de Ligereza. No ha recuperado el dinero de los bolsos pero es ahora el dueño de miles de pisos, coches y muchas otras riquezas.
No puedo hacer otra cosa que pedir al Señor Beck que me conceda un contrato de alquiler, me ayude en el trabajo así que no sólo el Señor Beck se enriquece gracias a mi codicia en gastar su dinero sino que también se ha adueñado de mi futuro y del de mis conciudadanos. Ahora, por la noche, cuando abrazo mi pareja y juntos lloramos porqué al día siguiente tenemos que entregar el dinero de la renta al Señor Beck, pienso que el día en que encontré el bolso con el dinero tendría que haberlo devuelto. Ahora, cuando me miro en el espejo, maldigo al Señor Beck y me siento en parte responsable de la situación que yo también he creado.

Esta breve parábola, ¿representa la crisis económica? No, en absoluto, representa la crisis de la cuestión democrática. La pregunta que debemos plantearnos es ¿cómo puede el Señor Beck tener la capacidad de dejar miles de bolsos repletos de dinero en Ligereza? Las autoridades y las instituciones de Ligereza, ¿porqué no actuaron? ¿Porqué mi primer pensamiento fue lo de agarrar el bolso?

Hoy, los ciudadanos somos el producto del sistema material-neoliberal-capitalista implantado por los Señores Beck a lo largo y ancho del Mundo. Somos el producto artificial de las necesidades de los Señores Beck. Somos herramientas en las manos de pocos.

¿Es posible alterar esta tendencia? A mi manera de ver es absolutamente posible y necesario.

Los ciudadanos debemos aprender a emanciparnos, debemos aprender a librarnos de cualquier clase de subordinación y dependencia impuesta por el poderío (in)visible que nos está atontando desde hace mucho tiempo. En este sentido la desafección hacia la política es solamente el primer paso. No debemos olvidar que el Parlamento (sin distinción de color) es una de las herramientas del poderío (in)visible que se transforma en una necesidad para legitimar sus acciones. Creer en la participación política (democracia representativa) de los ciudadanos es una ingenuidad. Muchos podrían ser los ejemplos: el primero, en España la participación política de los ciudadanos se reduce al voto cada cuatro años y sin que a lo largo de este periodo, los ciudadanos puedan tomar ninguna decisión vinculante.

Si esto fuera poco, el caso probablemente más emblemático es el caso italiano. El último Gobierno elegido por los italianos (aunque, puesto que según la ley electoral denominada “Porcellum”, hoy en parte declarada inconstitucional, los italianos no pueden elegir directamente al candidato sino al partido que después se ocupará de decidirlo, utilizar la palabra “elegir” es cuanto menos incorrecto), es el Gobierno Berlusconi 2008-2011. Del año 2011 hasta la fecha en Italia se han sucedido tres Presidentes del Gobierno: Mario Monti, Enrico Letta y actualmente Matteo Renzi. En los tres casos se trata de Presidentes del Gobierno autónomamente impuestos por los partidos políticos sin ninguna legitimidad por parte de los electores italianos y que obviamente sirven para lograr los intereses de pocos. Para tener una idea más concreta: en Italia, para aprobar el famoso “Lodo Alfano” (Ley 124/08, de 23 de julio de 2008) que prevé la suspensión de cualquier tipo de procedimiento penal contra el Presidente de la República, Presidente del Senado, el Presidente de la Cámara y el Presidente del Consejo de Ministros, se emplearon 22 días. Para aprobar la conocida Ley Fornero (en materia de reforma de las pensiones) se emplearon 16 días. Finalmente para aprobar la Ley anticorrupción se han empleado 1476 días.

Es tras estos pocos ejemplos que los ciudadanos debemos reivindicar nuestra emancipación y creer en una democracia participativa y directa que termine con la política hegemónica y superada de los partidos a favor de una política técnica que se enfrente a los verdaderos intereses sociales. 
 
Esto no significa, a mi manera de ver, convertir innecesarios a los partidos políticos, en la actualidad puede resultar utópico. Lo que sí creo es en una necesaria reformulación de los partidos políticos que simplemente deben ser los facilitadores de las decisiones vinculantes que toman los electores. Es cierto que un genuino debate político es sinónimo de democracia, sin embargo, los representantes de los partidos políticos deben ser solo y exclusivamente los portavoces de los ciudadanos. Es necesaria entonces una profunda y desinteresada actividad ciudadana que lleve a la toma de decisiones. Todo lo que los ciudadanos deciden vincula la actividad de los partidos políticos.

Espero que en otras ocasiones pueda proporcionar más ideas sobre cómo lograr lo que acabo de escribir en estas pocas líneas.

Gabriele Vestri es Profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla


BANCA ÉTICA FIARE ¿A QUIÉN SIRVE MI DINERO?







Una mirada a la realidad.

El mundo actual ofrece múltiples motivos para el desánimo. Las crisis que padecemos (económica, ecológica, energética, de conciencia, de valores humanizantes, etc.) están provocadas por nuestro sistema de vida y por el capitalismo neoliberal y dominador. Son pocas las personas e instituciones que se despiertan y actúan cuando han saltado ya todas las alarmas: millones mueren de hambre y desnutrición o de enfermedades curables, sin acceso al agua potable ni a la sanidad y educación, guerras inacabables, cambio climático que ya es irreversible, deforestación, destrucción de la biodiversidad, desempleo masivo y emigración global, desplazados y refugiados, explotación infantil y de las mujeres, terrorismos, tráfico de armas, de drogas y de prostitución, exclusión de pueblos indígenas y olvido de otros (palestinos, saharauis, kurdos, chechenos…), incumplimiento vergonzoso de los Objetivos del Milenio, etc. Más aún, este sistema capitalista y depredador tampoco aquí nos hace ahora tan “felices” como algunos proclamaban: desmantelamiento del Estado de Bienestar, duras reformas laborales, despidos en masa, contratos precarios, hipotecas de por vida, desahucios, pensiones y salarios bajos y precios altos, ruina de pequeños campesinos, jornaleros y pescadores, inmigrantes excluidos, jubilaciones amenazadas, corrupción financiera, descrédito de la política y otras instituciones, fundamentalismos religiosos…

Esta crisis global plantea la necesidad urgente de cambios profundos en las estructuras económicas, financieras, políticas, religiosas y educativas, así como en nuestros valores y formas de vida. Los cambios fuertes no se producen nunca desde arriba y los que existen son siempre el resultado de fuertes resistencias cívicas de ciudadanos/as globales con conciencia y con alternativas locales bien concretas: banca ética, hospitalidad con inmigrantes, consumo ecológico, comercio justo, prácticas de decrecimiento, monedas sociales, cooperativismos, protestas y compromisos socio-políticos, Stop-Desahucios, 15-M, programas de codesarrollo, acciones de defensa de los Derechos Humanos…

¿Dónde está el dinero?

Es la pregunta que se hace mucha gente: ¿por qué estamos en crisis? ¿por qué hay que apretarse el cinturón? ¿dónde está el dinero? Como dice el refrán: “El que parte y reparte…” Y la mejor parte, la parte que nos corresponde a cada quien, se la están repartiendo entre esos que llaman “los mercados”. He aquí lo que decía Público.es en agosto de 2013:

La reestructuración del sistema financiero español ha requerido ya cerca de 200.000 millones de euros que ha tenido que proporcionar el Estado a las entidades en crisis para evitar su quiebra. La Comisión Europea estima que, de esa cantidad, unos 40.000 millones son prácticamente irrecuperables. Las ayudas al sistema financiero desde que estalló la crisis han sido de tres grandes tipos: inyecciones de capital, compra de activos y avales del Tesoro para la emisión de deuda. Las inyecciones de capital rondan los 88.000 millones de euros. Por los otros dos conceptos se han gastado 130.000 millones casi a partes iguales. El principal perceptor de inyecciones directas de capital es Bankia, con 22.500 millones de euros, la mayor parte de ellos procedentes de rescate europeo. De esa cantidad, la Comisión Europea da por perdidos más de 18.000 millones”.

Esta es una de las razones por las que la deuda pública española no ha dejado de aumentar y ha pasado del 84’2% del PIB a finales de 2012, al 94’4% en el tercer trimestre de 2013. Por eso, ahora nos aprietan el cinturón con recortes sociales, laborales y de derechos, porque nos dicen que hemos gastado más de lo que tenemos y que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades.

No quedarnos de brazos cruzados.

Ha llegado el tiempo de revalorizar el compromiso y la disidencia frente a un sistema que no admite reformas y que crea cada día más víctimas de todo tipo para saciar el lucro de unas minorías. Necesitamos contagiar resistencias y salir de la pasividad y del refugio en el intimismo individualista, o del “sálvese quien pueda”.

Es necesario realizar respuestas y compromisos eficaces tanto en lo macro como en lo micro, a nivel local y a nivel global, porque es evidente que nuestro sistema de vida está enfermo. Necesitamos un cambio radical de conciencia y de hábitos. Especialmente necesitamos hacernos preguntas inteligentes que nos ayuden a cuestionarnos cómo vivimos y cómo queremos que sea la vida en el futuro.

Tenemos que cambiar de dirección.
Ha llegado el tiempo de que la economía cambie de lugar y ocupe su espacio propio la conciencia y la justicia social. No podemos seguir midiendo el progreso humano casi exclusivamente por el aumento del PIB y la subida de los valores en Bolsa. Tenemos que salir del fraude mentiroso de que podemos crecer de modo ilimitado en un mundo con recursos limitados. Necesitamos aprender a vivir con menos (decrecimiento): “Vivir sencillamente para que otros puedan, sencillamente, vivir” (Gandhi).

¿Es posible? ¿Es posible otro modelo de vida basado en la conciencia, en la responsabilidad personal y en la justicia social, donde el centro y el eje de la actividad económica no sea el beneficio, sino el bien común?...

Ya nos sabemos casi de memoria el análisis de los problemas actuales que padecen nuestras sociedades. Es patente el fracaso en la gestión política y económica de nuestros dirigentes, incapaces de garantizar la justicia social, la paz, el equilibrio ecológico y el bienestar de la gente y del planeta. Hay dinero para tapar los agujeros de las entidades financieras, pero no lo hay para acabar con la pobreza y el hambre. La globalización ha provocado un crecimiento gigantesco de la riqueza, pero ese crecimiento es especulativo y no se aplica a la producción de bienes y servicios y a la creación de empleo.

Por eso, ha llegado ya el momento de que las personas y los grupos de todo tipo tomemos decisiones individuales y colectivas que provoquen, por la fuerza de la disidencia y de la unión, un verdadero cambio en el mundo. No debemos permitir que el modelo económico y social dominante, que ha demostrado claramente su capacidad destructiva en todos los órdenes, se nos siga imponiendo como el único y el mejor.

Tu dinero tiene gran fuerza para el cambio social.

En los años de nuestra transición democrática existían los llamados “poderes fácticos” (Capital, Ejército, Iglesia) como frenos que impedían el acceso a la libertad. Actualmente, dos de esos poderes tienen menor peso social y han crecido desmesuradamente y de modo imparable los llamados mercados y los bancos. Ellos ponen y quitan a los gobiernos, marcan las grandes políticas a seguir en nombre precisamente de la libertad, es decir, de “su” libertad. Es patente que vivimos en una situación de dictadura económica. Nuestros dioses actuales (omnipotentes y no precisamente misericordiosos) son el mercado, el dinero, los acuerdos comerciales internacionales, los lobbies empresariales y financieros. Estamos en sus manos, ¿irremediablemente?...

Es urgente recuperar la libertad perdida, pero ¿cómo? ¿qué podemos hacer? En primer lugar, no lamentarnos. Segundo, ir consensuando qué tipo de modelo queremos construir. Tercero, decidir el desde dónde lo queremos construir. Después, preocuparnos por conocer qué alternativas tenemos para generar otras lógicas económicas distintas a las dominantes. Una de ellas es la Banca Ética. Pero ¿puede ser ética la Banca?, se preguntan. Sí, claro que sí, pero sólo cumpliendo determinadas condiciones que hagan posible y efectiva que la intermediación financiera esté al servicio de la justicia

Es posible cambiar el mundo con el dinero de uno si ese “uno” somos la mayoría, si los ahorradores condicionamos éticamente el depósito de nuestro dinero y no se lo entregamos a entidades financieras que lo manejan a su antojo para repartirse dividendos o beneficios y lo invierten en asuntos inconfesables. Si supiéramos lo que hacen con nuestro dinero, se nos caería la cara de vergüenza. ¿Me he preguntado y he preguntado dónde está mi dinero?... ¿Qué hacen con mi dinero?...

El sistema de mercado y el bancario funcionan con todos nosotros; si todos cambiamos nuestra manera de pensar, de actuar y de invertir nuestro dinero, cambiará el funcionamiento y la dirección del modelo económico. Esto no es un sueño ni una quimera. Es posible. El Estado, los bancos, la industria, el consumo, etc. se mueven con el dinero de los ciudadanos individuales y de los grupos. Por lo tanto, el poder del ciudadano no reside tanto en donde pone su voto, como en donde pone su dinero, en su forma de comprar, de consumir y de invertir sus ahorros. Todo lo que hacemos construye o destruye nuestra vida en común, es decir, tiene un valor político. Lo que hacemos con nuestro dinero también influye políticamente y no es indiferente donde lo ponemos.
Una propuesta concreta: BANCA ÉTICA FIARE

FIARE existe desde el año 2003 y es una realidad en marcha abierta que ha sido capaz de reunir ahorro hasta final del 2012 por un total de 33.509.869 euros (en Agosto de 2013 se pasó de los 37 millones de euros ) y ha aprobado préstamos en esos años para financiar proyectos sociales por un montante de 31.271.544 euros. FIARE Banca Ética lo conforman actualmente más de 600 organizaciones (federaciones de cooperativas, coordinadoras de ONGs, asociaciones de empresas de inserción, REAS, Vía Campesina, COAG, coordinadora estatal de Comercio Justo, organizaciones de iglesia, etc.), nueve redes territoriales, una red sectorial (Coop-57), más de 30 grupos locales y varios miles de personas. En el año 2013 FIARE ha pasado a formar parte de Banca Popolare Ética de Italia como la 5ª área de esta cooperativa de banca ética a nivel europeo.

Un banco en manos de la ciudadanía

FIARE Banca Ética es una propuesta de alternativa económica que desarrolla la actividad de ahorro y crédito de forma diferente a como se hace en el ámbito financiero usual. Pero además es mucho más que eso. FIARE es una propuesta de unión ciudadana que se construye desde la base a través de una amplia red de personas y de organizaciones sociales. Es una propuesta de acción colectiva para articular una alternativa económica concebida como instrumento de acción política para transformar la sociedad. FIARE es una red de redes cuya fortaleza radica en el intercambio de saberes, recursos y capacidades que de manera cooperativa ofrecen todas las organizaciones y personas que lo componen. Esta red ha hecho posible a FIARE mantener su autonomía financiera y política sin tener que recurrir a grandes inversores empresariales o institucionales.

FIARE es una alternativa económica porque es un banco-cooperativa no lucrativo, al no contar en su estructura de propiedad con inversores interesados en el retorno económico capaces de condicionar su decidida orientación del crédito para apoyar proyectos de alto valor social. Proyectos dirigidos a la lucha contra la exclusión, la cooperación, protección del medio ambiente o el trabajo cultural por la transformación en valores.

FIARE Banca Ética ofrece dónde dirigir el interés generado por tu ahorro hacia personas y organizaciones vulnerables que no obtienen créditos de la banca comercial. Finalmente, FIARE facilita una información transparente de todo el circuito del dinero y muestra en su web el listado completo de proyectos financiados, y se rige por el principio cooperativo de “un socio, un voto”, al margen del dinero que tenga depositado.




¿A quién sirve mi dinero?

En definitiva, esa es la pregunta que hemos de hacernos las personas con conciencia crítica y transformadora. Analizar éticamente la realidad de nuestros entornos y la actividad financiera que nos domina, supone tener en cuenta la sociedad actual y cuáles son sus retos éticos. Y eso implica hacerlo mirando al bien social que debe perseguir todo cuanto se teje socialmente. Requiere no olvidar que el inmenso poder que tienen las entidades financieras (con dinero no propio sino depositado-prestado por miles de personas, grupos y entidades) conlleva una responsabilidad social que hasta ahora eluden: buscar el bien común y la justicia social orientando el crédito a alcanzar dicho bien para todos.

El sistema de Banca Ética es una propuesta (y una realidad) de innovación social en el sentido más profundo que se le puede dar a esta palabra, tan de moda últimamente. Innovación al servicio de la justicia. Es evidente que la banca comercial no está dando respuesta ni mucho menos a la voz de los excluidos, ni tampoco el sistema político y social dominante. Porque no estamos en el mejor de los mundos, no es tiempo de detenerse ni recrearse. Es tiempo de disidencia y de indignación. Decidamos de una vez qué hacemos con nuestros dinero.


Por Esteban Tabares. Miembro del Grupo Local Fiare de Sevilla.


Para más información:
http://www.fiarebancaetica.coop/