De la libertad a la fraternidad


La Revolución Inglesa y la Revolución Industrial marcaron el inicio de las transformaciones políticas, económicas y técnicas que han conducido al ser humano, por su actividad sobre el medio ambiente, a ser la fuerza geológica más importante del planeta.

Se inició este tiempo con la desaparición de las fronteras internas y el cercamiento de los terrenos comunales. Con el tránsito de un sistema de propiedad vinculada a una sucesión o empleo, en la que sus dueños podían disponer libremente de los frutos o rentas pero no podían enajenarlas, a otro de propiedad individual enajenable. Se pasó de una sociedad de privilegios por nacimiento y sin movilidad social, a otra fundada en los méritos individuales que permite la movilidad social, cuyo motor social es la competencia. Fruto de ello, la libertad se entendió, en lo que al objeto de este artículo interesa, como "libertad de empresa". Esta manera de entender la libertad nos ha conducido más allá de los límites del planeta. En esta sociedad el equilibrador de la libertad es la igualdad, que actúa como redistribuidor, pero no como límite.

La crisis climática, de recursos y biodiversidad actual, sin embargo, nos sitúa ante un nuevo tiempo histórico con una misión propia: la preservación del planeta y de las condiciones de vida para la generación actual y para las generaciones futuras. Que es también el objetivo estratégico de la ecología política. Para estar a la altura del reto al que nos enfrentamos, es necesario inagurar una nueva concepción de la libertad, en la que se establezca una restricción que afecte a las condiciones de su ejercicio y reconfigure la libertad, a secas, como una "libertad dentro de": dentro de los límites del planeta y dentro de la cuota de recursos que cada generación puede disponer. De lo contrario, el cambio climático convertirá los límites del planeta en limitaciones para el ser humano. Para materializar esta noción de la libertad debemos abandonar la actual sociedad de competencia e instalarnos en la sociedad de la cooperación. Abandonar la cantidad y abrazar la cualidad, que en esencia es belleza. En esta sociedad el equilibrador de la libertad es la fraternidad. Que surge de la cooperación social y de la conciencia de esta cooperación, de la vida y el trabajo en común. Es en estos principios donde cristaliza la génesis social de los valores éticos y políticos que permiten la satisfacción de las necesidades humanas sin negar los límites ecológicos de la biosfera, teniendo en cuenta a todas las generaciones. En esta sociedad cooperativa, la fraternidad actúa como límite y como redistribuidor, tanto entre generaciones como dentro de cada generación.

La fraternidad es el tercer estadio de la triada de valores que proclamó la Revolución Francesa. Si la libertad trajo la tolerancia. Y la igualdad la justicia social. La fraternidad trae la responsabilidad, entendida como una ética orientada al futuro, que se traduce en equidad intergeneracional. Introduce el atributo emocional: la empatía, que permite poner el centro de gravedad de la política en el cuidado del otro (la generación actual, las generaciones futuras y la totalidad de lo viviente). Subvierte, transforma y trasciende, de esta manera, la concepción racionalista de la libertad y la igualdad de la Ilustración. A través de ella la libertad y la igualdad quedan vinculadas a la justicia, que tienen una raíz biológica. La fraternidad tiene que ver con la vida en grupo, con la necesidad de preservar la armonía frente a la competencia por los recursos». Sin ella sólo existe darwinismo intergeneracional y ecológico. 

Petra Kelly, líder de Los Verdes alemanes, demandaba la introducción de la ternura como valor político y subversivo. Para mi, ésta, es la fraternidad. 

Paco Soler
Abogado, poeta, ensayista
http://www.laopiniondemalaga.es/blogs/barra-verde/de-la-libertad-a-la-fraternidad.html

Pablo Iglesias y los feminismos


Hace días una amiga de Facebook quería conocer mi opinión sobre «la oposición de algunas personas a que los hombres intervengan en la lucha por los derechos de las mujeres. Uno de los alegatos que presentan es el hecho de que un hombre no puede implicarse en la lucha por los derechos de las mujeres porque siempre pierden privilegios, y esta pérdida no los hace fiables para tal lucha». En cuanto encontré el momento improvise esta respuesta:

La historia está llena de personas para quienes abrazar luchas o ideologías les implicaba aceptar la más que probable pérdida de privilegios. Basta recordar la cantidad de jóvenes de la transición que arriesgaron su libertad y su vida por unos ideales. Frecuentemente jóvenes —hijos e hijas de la burguesía— que lo hicieron mientras creyeron que merecía la pena. Su ejemplo nos demuestra que las luchas por la justicia y por las libertades no sólo se libran por los beneficios personales que se espera obtener si se ganan, a veces se sostienen incluso desde el convencimiento de que no se va a vivir lo suficiente para ver los cambios que se persiguen.

En la transición yo era metalúrgico e hijo de luchadores antifranquistas, un joven obrero con conciencia de clase que aprendía y necesitaba de la capacidad de esa juventud estudiantil y pequeñoburguesa de la que no acababa de fiarme. Hace un par de semanas comí y pasé la tarde con más de ochenta excamaradas a quienes hacía 36 años que no veía, y pude comprobar que nos unía el cariño y la nostalgia, y que la mayoría seguía siendo de izquierdas, aunque ninguno/a había renunciado a sus privilegios de clase y la mayoría gozaba de un bienestar en buena parte heredado. En estas circunstancias, cómo no entender la desconfianza de las chicas que llegan al feminismo sin historia personal, por más que con frecuencia —harto de verme cuestionado— la misma me incomode.

Me molesta más la desconfianza, no sé si real o aparente, de algunas feministas con mucha más trayectoria que creen tener el monopolio de la lucha por la igualdad, porque han sido las feministas las que más habéis hecho por ponerla en la agenda pública. En el mejor de los casos creo que, al tiempo que representan al colectivo que más sufre las desigualdades, confunden liderar un movimiento con la capacidad de las mujeres para convertir la igualdad legal en la real, o para erradicar las violencias machistas, sin implicar a los hombres en el cambio. En el peor de los casos he llegado a pensar que lo que les importa es conservar parcelas de poder.

Sin la implicación de los hombres no se puede diseñar y construir un futuro compartido, y puesto que la perspectiva de género también tiene género, a los hombres nos toca asumir la deconstrucción de la masculinidad, una tarea que cobra mayor importancia en un momento en que los roles se diluyen y se vislumbra una unidad entre los mismos con la masculinidad como referente universal.

No obstante yo también creo que hay, entre quienes nos decimos por la igualdad, compañeros que se creen capaces de liderar el movimiento feminista y que tratan de hacerlo en la medida de sus posibilidades.

Entre la pregunta y mi respuesta un amigo dijo (cosas de Facebook): «la labor fundamental de los hombres que estamos por la Igualdad es la de transformar nuestro ámbito de hombres en espacios feministas. No debemos liderar la lucha; pero sí tengo claro que este cambio nuestro debemos hacerlo dentro de un marco feminista».

Días después Pablo Iglesias habló de “feminizar la política” y parte de los feminismos mostraron sus resistencias al protagonismo de un hombre que no destaca por su sensibilidad feminista. Pablo reprodujo un error de los líderes de la transición, creer que podía hablar del feminismo como habla de los desahucios o la pobreza energética. No vio que, en este tema, para ser creíble no basta con tener conocimientos: hay que estar dispuesto a renunciar a los privilegios que se han heredado por el mero hecho de ser un hombre. Algo difícil de creer en quien cultiva la imagen del triunfador y no ve motivos para cambiar, ni se muestra crítico con el modelo competitivo que le ha permitido alcanzar el éxito y el poder del que disfruta.

Es el prototipo del heterosexual occidental, miembro del colectivo de los hombres que controla casi todos los resortes del poder y disfruta de todos los privilegios del Patriarcado: aquellos a los que puede renunciar y los que dependen de la cultura. Alguien que no ve prioritario acabar con las desigualdades que sufren las mujeres y quienes no se ajustan al modelo viril hegemónico, que no combate el machismo ni anima a otros hombres a implicarse para hacer real la igualdad legal. Él, que en Podemos delega en las feministas la lucha por la igualdad y no se plantea más cambios que aquellos que con su presión sean capaces de imponer.

Es lógico que algunas feministas le hayan criticado que con el ejemplo de los cuidados contribuye a naturalizar los géneros, cuando podía hablar de qué políticas públicas piensa impulsar para ir acabando con las asignaciones de género. Lo que no evita que a mí —que observo preocupado que los géneros se estén difuminando para dar paso a una igualdad que tiene como referente universal el modelo masculino tradicional, y que defiendo la necesidad de que los hombres asumamos el riesgo a equivocarnos— toda referencia a “desmasculinizar” la vea como una aportación al debate.


 José Ángel Lozoya Gómez
Miembro del Foro y de la Red de hombres por la igualdad


Medea, cambio climático y androcentrismo

La Naturaleza al igual que Medea, es sabia, hábil, fuerte, luchadora. Por eso es amada por unos y respetada y temida por todos. Durante mucho tiempo simbolizó la hembra horrible, imposible de apaciguar, incapaz de llegar a compromisos. Era lo que está fuera de la razón. Lo que debe ser dominado.

Al igual que el mito griego, la Naturaleza y el ser humano representan un matrimonio muy racionalizado. Pero el hombre la trata como una hechicera, como una bruja seductora a la que cree poder dominar a través de la explotación. Con las herramientas cree que la puede hacer vibrar como si una vulva fuera. Igual que Jasón a Medea, el hombre ha repudiado a la Naturaleza por la técnica, para contraer matrimonio con ésta. Hechizado alumbra otras nuevas, la deifica. Ofrece a la Naturaleza como sacrificio reparador de sus inquietudes.

La sacralización androcéntrica de la técnica es una tentativa de dominio de la Naturaleza, que incluye el dominio de los seres humanos. Las mujeres, al igual que la Naturaleza, han sido constantemente relegadas a un papel subordinado: ellas al ámbito privado de la casa, la procreación y los cuidados; Ella a la condición de mero stock de aprovisionamiento. Pero la Naturaleza, al igual que Medea o Antígona, ha comenzado a cobrarse su venganza, pero no una venganza sin más, sino una venganza de principios, de sus leyes. Se mantiene consecuente, lógica. No es absurda, irracional. Por eso no hay tragedia, sino la fingida ignorancia del hombre. Ironía.
La forma-de-vida del hombre origina que la Naturaleza se avergüence de las heridas en su cuerpo. De mirar y de «ser mirada». De tener que «asistir sin remedio a su propia ruina», de ser «testigo del propio perderse». Le ocasiona sonrojo ser «entregada a lo inasumible», que no es algo externo, sino que está en la propia intimidad de la Naturaleza: ¿hay algo más íntimo para la Naturaleza que el hombre?.

La Naturaleza carga con su destino: el hombre, al que no puede rechazar. Se somete a su explotación. Pero es con el acto del sometimiento como, paradójicamente, afirma su soberanía. Deviene simbólicamente en sujeto en el más pleno sentido de la palabra: el que se somete. Aunque como Antígona, con grito desgarrado, reclama el cumplimiento de las leyes ancestrales del planeta. La contemplación de su destrucción y la «imposibilidad de evasión» de sí misma, del conflicto entre ley y justicia, entre leyes económicas del hombre y leyes de la Naturaleza, ha mutado a ésta. La traición del hombre y su entrega a la técnica, ha transformado el grito de la Naturaleza en furia: en asesinato y venganza. Medea ha resuelto matar a Antígona. Ha desatado para ello procesos de cambio global, que terminarán con la existencia del hombre en el planeta, si éste no abandona a su amante.

La Naturaleza, como las mujeres, determinan lo que el razonamiento masculino es capaz de hacer. Se colocan en el confín de la integridad y le dicen al hombre: por aquí no pasas con tus leyes económicas y sociales. Al igual que los mitos griegos, la Naturaleza muestra al hombre el conflicto entre el modelo matrialcal y el patrialcal. Ponen al hombre frente a su límite. Éste para demostrar que la razón está de su parte, para no oír a lo femenino, está resuelto como Empédocles, a saltar otra vez a la boca del Etna. Quedará entonces otra sandalia al borde del cráter como señal de la incapacidad del hombre. Y la sandalia desparecida será «la quimera de lo divino fracasado».

Francisco Soler
http://www.laopiniondemalaga.es/blogs/barra-verde/medea-cambio-climatico-y-androcentrismo.

Dictadura o Régimen autoritario


En los años sesenta del siglo XX se suscitó entre los historiadores una polémica acerca del concepto político del franquismo. Se discutía si había de definirse como dictadura o como régimen autoritario, después de que el sociólogo J. J. Linz construyera esa segunda definición. Coincidía el debate con el intento del régimen de justificarse por su ejercicio en tanto que autor de paz y de desarrollo. La discusión, vista en perspectiva, fue una discusión vana, detrás de la cual no subyacía más que el intento de justificar al dictador y a su Dictadura. 

En el día de hoy sólo prestan atención a esa discusión los revisionistas más recalcitrantes. Para la historiografía normal, la franquista fue una Dictadura personal, nacida de una guerra civil y sustentada por el ejército. Punto.

Un Régimen autoritario es otra cosa. Para empezar, el autoritarismo combina con la democracia: se origina democráticamente, funciona sin tener que eliminar los mecanismos democráticos y puede ser desalojado democráticamente. El Régimen autoritario es, de hecho, una opción política en el sistema democrático. Utiliza casi exclusivamente el Decreto-Ley para gobernar y, de esa manera, evita el debate parlamentario y la repercusión social desfavorable que ese debate pueda ocasionar en la ciudadanía. Utiliza la fuerza policial de forma violenta para tratar de acallar la protesta social; recurre, incluso, a tretas feas y de dudoso aval democrático,  como es introducir policías de paisano en las manifestaciones para originar violencias y justificar la represión. Dispone prácticamente de monopolio informativo, llevando hasta el esperpento la manipulación de los medios de comunicación públicos. Se sirve de la fuerza y del poder que proporciona el gobierno para amedrentar a quienes no se someten. Por ejemplo, si queda algún periódico de amplia difusión, que actúa libremente,  y, por un suponer, tiene contraídas deudas con la Hacienda del Estado, el ministro de turno puede recordárselo en voz alta para que sepa a qué atenerse.

En general, el gobierno autoritario identifica al Estado con el partido que le apoya y no ejerce la administración pública en beneficio del común, sino que tiende a instalar fórmulas clientelares a través de las cuales transfiere los cargos y los bienes públicos a los clientes del partido. En algunos casos se llega a situaciones verdaderamente impúdicas, creando empresas específicas para hacer esas transferencias. Estas empresas,  para enmascararse mejor, aunque funcionen en territorios de habla castellana o valenciana, por ejemplo, suelen usar nombres ingleses o de cualquier lengua extranjera, como “market” en lugar de “mercado”.

Es muy frecuente en el Régimen autoritario que exista un partido procedente de antiguas dictaduras y dotado de las mismas bases sociales que apoyaron a las antiguas dictaduras. Una prueba inequívoca en esos casos suele ser la justificación de esas antiguas dictaduras o, como mínimo, la falta de condena de las mismas. A favor del Régimen autoritario juega también la abundancia de esclavos voluntarios que suele haber entre las masas humanas, especialmente en situaciones adversas, sean éstas por causas económicas o de otro tipo.

Además de la Constitución, los obstáculos que encuentra el Régimen autoritario son el sistema judicial, contra el que peleará sin descanso, pero sólo con éxito relativo, y los partidos políticos y sindicatos confederales (antes llamados “de clase”), que se resisten a pactos puntuales con el Régimen autoritario. La descalificación permanente y gratuita de partidos y, sobre todo, de sindicatos es una norma para los regímenes autoritarios, a pesar del carácter institucional que las constituciones les otorgan. Gracias a las libertades constitucionales, no obstante, la ciudadanía puede terminar organizándose y expulsando del poder a los regímenes autoritarios, cosa que es casi imposible con las dictaduras.

Marcelino Flórez
https://marcelinoflorez.wordpress.com/2013/01/02/dictadura-o-regimen-autoritario

Bueno. Ya hemos tenido unas horas para gritar y patalear por la elección de Trump.


Ahora, pensemos un poco. 

1) Lo primero, todos los "análisis" tipo "la gente es idiota", "los americanos están locos" y demás, no sirven. Bueno, sirven como desahogo y para creer que nosotros, que hemos votado por Rajoy, somos mejores. No lo somos. Y la gente que vota tiene sus razones.

2) Lo segundo, está claro que las encuestas fallan. Llevan fallando unos años y parece que ya no es una casualidad, es sistemático. Cuando vean una encuesta, échense a correr. 

3) Parece que hay mucha gente que se ha quedado por el camino, en diversos lugares del mundo, tras la última crisis economica. Y esa gente que se ha quedado por el camino, vota. Y vota contra el establishment, contra las élites, en EEUU, en UK, en Colombia, en España, en muchos sitios. 

4) El orden económico neoliberal no está dando solución a la gente. Esto es así de duro y tendrá consecuencias. El comercio salvaje, el individualismo, y la versión europea, ordoliberal, que prescinde de la gente y la reduce a individuos con más o menos estructura estatal, no funciona. La gente no percibe futuro, no ve posibilidades, pierden derechos, pensiones y trabajo y sus hijos, que han hecho todo lo que se les dijo, no encontramos futuro. 

5) Ese cuestionamiento del establishment puede organizarse de dos maneras principales. 

La primera, contra las minorías, culpando a inmigrantes, musulmanes, LGTB+, judíos o cualquier otro grupo del problema. En sus versiones más extremas, alimentará guerras, posiblemente contra el mundo musulman. ES la salida de reatrincheramiento en el estado nación de derechas, la salida ultranacionalista. Es la salida, el "cambio" contra el sistema que solo hace que reforzar sus peores elementos mientras da una ilusión de salida culpando a los más débiles. 

La segunda, se puede apostar por el estimulo, por la reindustrialización en la dirección de las energías limpias, por la solidaridad colectiva, por la diversidad, por los derechos humanos y por señalar el problema donde está, en los privilegios de determinadas élites económicas y empresariales y en la estructura de toma de decisiones Europea e Internacional, que está cooptada por determinadas políticas que nunca se someten a voto público y que someten a los paises y le imponen políticas. Si en determinados paises se logra hablar de la nación en positivo para cuestionar las políticas neo y ordoliberales que nos han traído aquí, se puede articular una salida que busque aumentar los derechos humanos y que no cargue la factura de la crisis en los de abajo. 

6) En cualquiera de las dos posibles salidas, los partidos del establishment lo tienen muy complicado. Se ha visto con el partido demócrata: su apuesta por una Hillary absolutamente establishment, hasta el punto que destacados republicanos declararon su voto hacia ella, ha sido fatal. El partido demócrata se negó a renovarse con un Sanders o una Elizabeth Warren, que hubiesen significado un cambio real. Apostaron por lo de siempre, como hace aquí el PSOE, con idéntico resultado. 

7) La salida ultranacionalista, alimentada desde el despacho oval, tiene el peligro de incendiar el mundo. Me temo que vamos hacia momentos muy peligrosos y, no es descabellado pensar, guerras. La espiral antimusulmana que va a alimentar Trump para distraer de los problemas internos, va a ser terrible y eso se materializara en guerras y atentados terroristas. Esperemos no vernos arrastrados a ella. 

8) De nuevo, estamos ya acabando esta segunda versión de ese periodo de entreguerras y posiblemente entramos en el momento del conflicto. No sé si se concretará, pero más vale ponerse en lo peor y prepararse. ¿Vamos a trabajar para dar una salida a todo esto en positivo, con análisis y organización? ¿O vamos a asumir pasivamente todo y quedarnos en el cabreo, el desprecio a "los americanos" y a Trump?

Yo apuesto por lo primero. Creo que hay que intentar trabajar por una alternativa que de verdad de un futuro que merezca la pena.

A ello.


Ignacio Paredero Huerta

Are you ready for rock'n'roll?

http://michaelmoore.com/trumpwillwin/


Es un monstruo que se les ha descontrolado. Como Hulk.

Porque no lo quieren los "poderes fácticos" y eso a la gente le llama la atención, sobre todo cuando existe una percepción de frustracion. 

Porque la que tiene enfrente es Hillary Clinton... y ya esta todo dicho sobre su oponente.

Y sobre todo porque cuando discutes con un idiota siempre te gana. Y Hillary ha entrado al trapo en vez de hacer su campaña.

Muchos productores norteamericanos ven amenazados sus ingresos por la globalización. Y esa cantinela es parte del juego de Trump: la salida de los tratados de comercio y la vuelta a los aranceles (no deseable para quienes están en los mercados y sacan la "perra gorda" de esos acuerdos). Todos sabemos que un consumo interno fuerte crea independencia de las importaciones y se vende siempre bien la medida de aumentar dicho consumo. Y la única forma es ... o aumetando en I+D+i y con subvenciones.. o cerrando fronteras. Y la segunda es la forma tosca pero rápida, la más sencilla de explicar (remember BreXit).

Conflicto en el mar del Sur de China. Un conflicto y el botón rojo. Eso que todos tememos, en EEUU ha sido siempre motivo de orgullo, en el fondo, de muchos norteamericanos. De ser la Esparta, el hegemón de finales del SXX, a estar perdiendo su hegemonía. Eso escuece.

Esto, como el Brexit, es una respuesta a la impasividad de los dirigentes mundiales ante los mercados. Vaya paradoja, ¿eh? Pero el ser humano en sì mismo es un oxímoron de la naturaleza.

Y es normal. Analistas y dirigentes, sesudos títulos, los prohumanos... están distanciados de la realidad. Viven su burbuja tratando datos estadísticos, viendo que conviene más a qué idea, preparando argumentarios que convenzan. Somos animales gregarios, y toda manada, mesnada o rebaño, necesita liderazgos. Cuando no hay un buen líder, el que parezca más fuerte, aunque sea malo, gana el puesto. ¿Porqué no hacéis un repaso de lo ocurrido en los últimos meses? Este pisoteo de la política por la economía es lo que trae estas consecuencias. No puedes hablar de democracia a una ciudadanía y después someterla a los mercados (ej 135 de la constitución o la apertura del melón en España).

No puede ser que quiénes estén llamados a llevar las riendas de una sociedad, sean de perfil tan blando, tan 'bizcochables' (gracias Lucía por enseñarme este término tan político) porque toda esa mesnada de personas que votan, votarán al que de más garantías de tener una idea fija, aunque sea llevarlos al abismo, o votarán con cabreo aquello que se cree improbable.

Trump ha salido porque encarna muchos de los malestares de USA: Globalización VS comercio interno, ninguneo militar VS hegemonía, inmigrantes nuevos VS inmigrantes viejos, ocupación VS desempleo, pero sobre todo independencia de los poderes económicos VS sometimiento a los mercados. No digo que vaya a cumplir lo que dice, pero ha dicho cosas muy políticamente incorrectas que muchos querían escuchar. Recordemos el Brexit, pensemos en Le Pen.

Lo que está claro es que por mucho que se especule, por mucho que se intente clasificar, siempre queda la alta probablidad de que se usen indicadores obsoletos, y se tenga el olfato atrofiado de oler perfumes y no se detecte el olor a buena mierda. 

Sres... sras... y engendros como yo... esto que hemos estado viviendo es el Nuevo Orden Mundial que preconizó Bush... cuando al capitalismo anarcoliberal lo dejas campar jodiendo a tanta gente.... ésta pone una balanza. Y recordad que el que está jodido quiere joder, porque él ya lo está. No se ha aprehendido ni aprendido nada del siglo XX. NADA!. 

En USA como en Uk, han dicho.. ¿que está caliente la sopa, no te gusta y es mala? Pues toma el perol entero. Viene Francia, Austria.... más elecciones... pero siguen sin aprender.

Rafael Ruiz Herbello

Fuente del Maestre, de los pueblos extremeños más castigados por la represión franquista


El 20 de agosto de 1936, hace unos ochenta años, el teniente coronel Delgado Barreto al mando de una tropa de legionarios y regulares procedentes de África entraba en Fuente del Maestre, una localidad ubicada en la zona central de la provincia de Badajoz, próxima a la Vía de la Plata, que contaba en ese año con unos 8.300 habitantes. Sin encontrar apenas resistencia, la ocupación del pueblo fue rápida. Bastó un paseo, una simple demostración de fuerza y unos cuantos disparos para que los sublevados se hicieran con su control.

Para entonces en el pueblo quedaban pocos republicanos que pudieran haberles hecho frente. El día 9, después de que los sublevados hubieran tomado ya Los Santos de Maimona, Zafra, Almendralejo y Villafranca, corrió el pánico y numerosos integrantes del comité local de defensa huyeron. Tampoco se quedaron los milicianos dirigidos por el cacereño Antonio Villarroel que habían llegado horas después tras ser avisados de la indefensión en la que había quedado el municipio, ni la columna comandada por el diputado comunista José María Cartón que, pasando por La Fuente ese mismo día, se dirigió a la mañana siguiente a combatir a los fascistas en Villafranca.

Una vez tomada la población, el día 22 se constituyó una comisión gestora integrada por conservadores, falangistas y reaccionarios, presidida por el jefe local de Falange Española, Luis Periáñez, la cual, entre sus primeras medidas, mandó tapiar calles para asegurar la defensa del pueblo, requisar muebles y otros efectos de valor, incautar la Casa del Pueblo, prohibir enérgicamente la ocultación de personas en las casas, exigir la devolución de los objetos y armas que hubieran sido robados, abrir una campaña de donativos en oro –eufemismo para los vencidos- con el fin de contribuir con la “salvación de España”i y aniquilar de raíz toda disidencia.

La represión, que no dio inicio hasta cuatro días después para que quienes hubieran huido se confiaran y regresaran, estrategia seguida en otros pueblos, se ejecutó con total impunidad. De poco sirvieron los trapos blancos en los postigos, que no hubo piedad. Las fuerzas locales, en connivencia con la mayoría de los que se habían opuesto a la República desde su misma proclamación, incluida por supuesto la Iglesia, arremetieron con una sádica planificación para que nunca más se volviera a soñar con una vida más justa.

No perdonaban que trabajadoras y trabajadores de todos los ramos tuvieran conciencia de clase, que se organizaran, que cuestionaran la desigualdad, los privilegios, el despotismo, el clericalismo, el orden natural y divino de siempre, que se movilizaran y lucharan por un jornal justo, por un trato digno, por ejercer el voto libremente, por sus derechos, que ansiaran trabajar las tierras que los señores no ponían a producir.
Manifestación del 1 de mayo de 1931 por la calle Corredera. Fuente: J. Lozano, Fuente del Maestre, la imagen de cien años.

¿Cómo volver a consentir la propagación de panfletos donde se denunciara abiertamente a los terratenientes que amenazaban con despedir a todo aquel que no les diera su voto, dejándolos en la más absoluta miseria? ¿Cómo aceptar que las clases populares entraran a formar gobierno y sus políticas se encaminaran a mermar su poder absoluto? ¿Cómo permitir que un millar de obreros se les enfrentara a través de un paro continuado hasta conseguir en enero de 1933 unas condiciones laborales más justas y que ellos –los señores, los que habían mandado siempre- tuvieran todavía que cederles unas tres mil fanegas en arrendamiento?ii ¿Cómo tolerar, por mucho que hubieran sido ellos quienes habían boicoteado las tímidas medidas de reforma agraria, que los jornaleros tuvieran el atrevimiento de ocupar siquiera una de sus fincas tras la victoria del Frente Popular?

No estaban dispuestos. Por eso, desde el momento en el que se proclamó la República y se comenzó a legislar para darle forma a la democracia, elementos militares, reaccionarios y fascistas hicieron todo lo posible para frenar el avance de la lucha obrera. También en Fuente del Maestre, donde el punto álgido de su oposición tuvo lugar durante el Bienio Conservador, en concreto tras la celebración del 1 de mayo de 1934, Día del Trabajador, cuyos sucesos fueron recogidos por toda la prensa del país.

Después de pasar la jornada festiva en la Sierra, centenares de hombres y mujeres se manifestaron en el pueblo, desplegando banderas, coreando consignas, cantando la Internacional. Cuando la guardia civil y la municipal quisieron impedirlo, se produjo el enfrentamiento, que se saldó con cuatro obreros muertos, numerosos manifestantes heridos y decenas de detencionesiii. Al tiempo que el consistorio acordaba en pleno gratificar por su “actuación heroica” a los guardiasiv, de los que alguno también había resultado herido, la Comisión Ejecutiva de la UGT denunciaba la complacencia del gobierno central ante ese tipo de hechosv y el diputado comunista Cayetano Bolívar condenaba enérgicamente el abuso de la fuerza pública en este pueblo ante la misma cámara del Congresovi.

Pero esta actuación represiva no fue más que la antesala de la que se sucedería tras la ocupación de la población, cuando tuvo lugar un verdadero genocidio, del que incluso fueron víctimas familias completas. Con un absoluto sentido ejemplarizante, muchas mujeres fueron violadas, humilladas, rapadas y purgadas, para luego, después de que el aceite de ricino hubiera hecho su efecto, ser paseadas públicamente e incluso llevadas a misa para el escarnio de todosvii. La “vaca”, el nombre que recibió el coche que los transportaba por el sonido característico de su claxon, estuvo haciendo viajes diariamente por los meses siguientes a las tapias del cementerio, a la vez que, cual macabra campana de Pavlov, iba induciendo un miedo que se transmitiría por generaciones.

La tradición oral hace referencia a unas cifras que oscilan entre las 300 y 350 personas fusiladas, de las que el historiador Javier Martín Bastos ha podido documentar 203, no sin advertir de la ocultación de datos, los eufemismos y omisiones en las inscripciones de defunciones de los registros civilesviii. A estas pérdidas humanas habría que sumar otras seis condenadas a pena capital, y que han sido documentadas por la historiadora Candela Chavesix.

Con edades comprendidas entre los 17 y 64 años y una edad media en torno a los 35, más de la mitad eran jornaleros. Sorprende el elevado número de zapateros, hasta catorce, un gremio que había sido muy contestatario. Un trece por ciento eran miembros de la Corporación Municipal o dirigentes de la Casa del Pueblox. También fueron mujeres, doce, cantidad que los testimonios orales elevan a quince. Todos, víctimas de los “paseos”, que tuvieron lugar desde el día 24 de agosto hasta el 14 de noviembre de 1936 y, de forma puntual, el 6 de septiembre de 1937. Asesinatos en masa sin juicio alguno, con días fatídicos, como el 17 de septiembre de 1936, tres días después de cuando se conmemora al Cristo de las Misericordias, patrón del pueblo, en el que se llegan a contabilizar hasta 25 fusilados.

Martín Bastos, que ha abordado la represión franquista en la provincia de Badajoz, presenta a Fuente del Maestre como una de las localidades más castigadas –la décima en cuanto al número de víctimas documentadas en su investigaciónxi. Sin duda, esta desproporcionada magnitud sólo puede explicarse si se atiende a la significativa relevancia que tuvo la lucha obrera, al elevado grado de concienciación y organización, así como a la alta movilización social habida desde 1931, como respuesta al dominio absolutista de unas cuantas familias que se habían perpetuado en el poder desde tiempos inmemoriales. Por eso el carácter planificado, ejemplarizante y depurador del exterminio franquista, cuya naturaleza no guarda relación con la violencia desatada entre el golpe de estado y la ocupación del pueblo.

Antes del 20 de agosto, el Comité Local había incautado armas, saqueado y detenido a todo aquel que hubiera conspirado contra la legalidad democrática y se hubiera manifestado a favor de la sublevación. Francisco Espinosa, a partir de algún testimonio recogido, refiere como la derecha de este pueblo reconoció que los presos fueron tratados “si no con respeto y dignidad, tampoco de forma despiadada y cruel”xii. Si bien en la noche del 9 y el 10 de agosto tuvieron lugar once ejecuciones, éstas fueron ordenadas por Villarroel y practicadas por la columna de milicianos que dirigía, quienes habían llegado de fuera después de que la mayoría de los dirigentes republicanos fontaneses ya hubieran huido y los presos hubieran sido puestos en libertad.

La elocuencia de las cifras, la planificación y la tipología de la violencia franquista muestran en cambio una represión de corte fascista a la que todavía hay que sumarle otro siniestro componente. Damnatio memoriae, la condena de la memoria. Es decir, la política de olvido programado, que se impuso primero a base de terror durante la dictadura franquista. El historiador Joaquín Pascual recuerda como en los años cincuenta, cuando apenas era un niño, muchas mujeres se quedaban rezando sin pasar de la puerta de entrada al cementerio, donde se encuentra el grueso de la fosa común, para no ser identificadas. Luego, se aceptaría de forma tácita e interesada desde la Transición Democrática.

Como en todo el país, en Fuente del Maestre sólo se reparó la memoria de los vencedores. El 9 de septiembre la Comisión Gestora acordaba en pleno celebrar honras fúnebres en sufragio de las víctimas de las “milicias rojas”xiii. El 7 de julio de 1938 se exhumaban sus cuerpos del pozo del cementerio donde habían sido arrojados, para después ser enterrados con toda solemnidad en una capilla del convento de los franciscanos. Y hasta la llegada de la democracia, una lápida en el muro exterior del crucero de la iglesia parroquial recordaba sus nombres, junto con los de los caídos por la patria en acción de guerra.

A los fusilados de la represión fascista, nada. Cuando por fin en el 2002 una corporación socialista decidió homenajearles con la colocación de un monolito, tres años más tardes el Partido Popular sustituyó la leyenda: “En memoria de los que perdieron su vida por la democracia y la libertad” por la de: “En recuerdo de las personas humildes que están enterradas en el subsuelo de este cementerio”, volviendo a sumir su recuerdo en la más profunda invisibilidad de la fosa en la que siguen yaciendo. Y todavía pudo ser peor, recuerda Pascual, ya que sobre la misma se pretendió construir unas hileras de nichos, lo que hubiera imposibilitado cualquier iniciativa de exhumación futura. La propuesta, que fue contestada enérgicamente, acabó derivando en la creación de una aséptica e innominada zona ajardinada.
Monolito en el cementerio municipal antes y después del cambio de la leyenda. Fotografía de realización propia.

Esta desmemoria programada y estos continuos embistes a los intentos de reparación de la dignidad de los represaliados, que habría sanado heridas, contribuido a hacer justicia y favorecido una reflexión crítica y constructiva de nuestro presente, le conviene al sistema. Ochenta años después sigue interesando perpetuar la imagen de una Extremadura del aquí no pasó nada, del sufrieron igual los dos bandos, del aquí nunca hubo lucha obrera, de señores y criados, del conformismo y la resignación, del no te signifiques ni te metas en política. La imagen que hemos creído e interiorizado, la que todavía sigue proyectándose, al tiempo que desmovilizando a buena parte de la población.

Pero lo cierto es que, en esta tierra, en Fuente del Maestre, sí hubo movimiento obrero. Sí hubo una lucha organizada para la conquista de derechos y la dignificación de la vida. Los hechos y las cifras de los fusilados en la tapia Oeste del cementerio lo corroboran. Lo que ocurre es que quienes detentan el poder saben que, si se reparase su dignidad, se hiciera justicia, se dieran a conocer los episodios traumáticos de la represión franquista, se construyeran nuevos relatos con base en la verdad histórica y éstos se contaran en las escuelas, la memoria de los vencidos podría ser el acicate de una ciudadanía más consciente y más movilizada. Acciones con las que, irresponsablemente, jamás podrán estar de acuerdo.

i Archivo Municipal de Fuente del Maestre. Acta de sesión de 24 de agosto de 1936.
ii La Voz, (Madrid), “Un grave paro obrero resuelto satisfactoriamente”,31 de enero de 1933, p. 1.
iii La Voz, (Madrid), 2 de mayo de 1934, p. 1
iv Archivo Municipal (…). Acta de sesión de 7 de mayo de 1934
v La Libertad, (Madrid), “Unión General de Trabajadores. Solidaridad con los trabajadores de Puertollano”, 4 de mayo de 1934.
vi El Sol, (Madrid), 18 de mayo de 1934, “La sesión de las Cortes” p.2
vii Testimonio recogido por M. Almoril, cit. en F. Espinosa, La Columna de la Muerte, Barcelona, Crítica, 2003, p. 158.
viii J. Martín Bastos, Pérdidas de vidas humanas a consecuencia de las prácticas represivas franquistas en la provincia de Badajoz (1936-1950), Tesis doctoral, Universidad de Extremadura, 2013, p. 85, 215.
ix C. Chaves Rodríguez, Justicia militar y consejos de guerra en la Guerra Civil y Franquismo en Badajoz. Delitos, sentencias y condenas a desafectos, Tesis doctoral, Universidad de Extremadura, 2014.
x F. Espinosa, op. cit., p. 158.
xi J. Martín Bastos, op. cit., p. 944.
xii F. Espinosa, op. cit., p. 154.
xiii Archivo Municipal (…). Acta de sesión de 7 de septiembre de 1937.

 
Alfonso Suárez Pecero


Alfonso Suárez Pecero (1983) es licenciado en Historia y en Humanidades (Universidad de Extremadura). Cuenta con un Máster en Arquitectura y Patrimonio Histórico (Universidad de Sevilla) y otro en Gestión y Desarrollo Cultural (Universidad de Guadalajara – México). A lo largo de su desarrollo académico y profesional, se ha ido especializando en temas relacionados con las identidades y percepciones culturales, la memoria colectiva y el patrimonio y paisaje cultural.



Adiós a los jacobinos


Por jacobina entiendo a toda minoría que se haya erigido o se erija en redentora de los pueblos sin los pueblos, sean déspotas ilustrados,  miembros de la montaña, putchistas decimonónicos, líderes socialdemócratas, leninistas, padres de las patrias y otros niños del Palau, profesionales de la política, y economistas de la corriente económica principal para quienes, ceteris paribus, ya no queda por delante más historia que una repetición sine die de lo que hoy acontece. Una característica común a todos ellos es que aprovechan las ilusiones colectivas que contribuyen a crear para conducirlas en beneficio propio.

Aquí y ahora, los jacobinos de derecha y de izquierdas están de capa caída. Todavía en los años ochenta, la ofensiva neo liberal de la derecha se arropaba en principios que ponían en manos de los empresarios, que ya no al Estado, la  alternativa a los problemas del paro y de la recesión: favoreciendo el enriquecimiento de la minoría de plutócratas y empresarios –se decía-, se favorece la inversión y, por tanto, el empleo; la iniciativa privada es más eficiente que la pública, etc.  Hoy treinta años después, tras comprobar amargamente qué ha sido del empleo y del bienestar bajo su mandato, en plena debacle del sistema que contribuyeron a crear, los neo-liberales han sustituido sus viejos argumentos por otro más rudo y racial: “por la cara”, y todo aquel que se atreva a cuestionar el fraude, sean parados, pensionistas, enfermos, padres de alumnos, desahuciados a los bancos será considerado como “antisistema”, y deberá atenerse a las consecuencias sin que las imágenes salgan por la televisión.

No deja de ser cínico que los representantes más genuinos del capital descalifiquen a las víctimas como antisistema cuando a lo largo de la historia ha sido el capital el que ha destruido civilizaciones preexistentes, o si no que se lo pregunten a los afro-americanos, cuyos antepasados fueron extraídos de su sistema de vida por los emprendedores del XVII y del XVIII para ser encadenados en bodegas y vendidos como esclavos. Pero el descrédito político les importa un pimiento a los jacobinos de la derecha; al fin y al cabo ellos han contribuido a minimizar la política y el Estado, reducirlos a poco más que el aparato represivo, y lo que les importa realmente es traer aceleradamente las reformas para que el capital, especialmente el financiero, se reproduzca sin cortapisas.

Otra cosa es lo que les está ocurriendo a los jacobinos de izquierda, a los otrora socialdemócratas que jugaron a desarrollar las fuerzas productivas para proceder a una mejor redistribución de la riqueza entre las clases más necesitadas. Todo el aparato político, más los miles de empleados públicos, clientes cooptados por el partido, se están quedando sin cometido desde que los beneficiarios actuales del reparto son las empresas y las entidades financieras que consiguen recapitalizarse en detrimento de todos. Sin nada que repartir, los benefactores socialistas, percibidos como coautores del actual desaguisado, metidos en sus cosas, reciben sucesivos batacazos electorales.

Asistimos a la crisis de la política vista como responsabilidad, y por tanto patrimonio, de una “clase”.  Ante el improbable retorno a las bases del consenso del siglo XX entre trabajadores organizados y capital que parió el Estado del Bienestar, la ciudadanía de izquierdas no tiene más que una salida: romper con el jacobinismo; no hay más salida a la situación actual que la gente se ocupe colectivamente de los asuntos que le competen, desde la consecución de un sistema financiero a su servicio hasta la construcción de una educación reglada innovadora e ilusionante. Sencillamente, lo que se requiere puede resumirse en un solo concepto: democracia real.

La gente busca canales de participación política real, ser tenida en cuenta, y ya está tomando decisiones en ese sentido. Hay opciones políticas que apuntan en ese sentido. ¿En qué pueden contribuir los partidos de izquierdas tradicionales, herederos del centralismo democrático y de la veneración interesada al gran jefazo, al cambio que se observa? De una forma sencilla: desapareciendo como “clase”; abandonando la idea de que la acción política se circunscribe a la lucha por el poder dentro de la organización; teniendo la valentía de renunciar a seguir gestionando la nada a cargo de los contribuyentes; levantando las barreras de entrada que, por preservar el modus vivendi, petrifican las jerarquías y obstaculizan el paso de la ciudadanía y sus problemas a las organizaciones políticas.

Ese cambio no se conseguirá sólo con voluntarismo o altruismo. No ocurrirá sin cambiar la estructura de recompensas en la profesión, premiando a quienes se dediquen a  potenciar las capacidades políticas de los ciudadanos; es decir, a políticos que llamaremos “de proximidad”. Se necesitarán reformas muy profundas para conseguirlo: reformas en el sistema electoral; reformas en el organigrama, financiación y concepción de los partidos; reformas que permitan la permeabilidad y rotación de la representación; reformas institucionales para hacernos ver que la política es cosa de todos.


Carlos Arenas Posadas
 https://encampoabierto.com/2012/10/29/adios-a-los-jacobinos/

Ochenta años después

La derrota del franquismo está siendo muy lenta. No obstante, las celebraciones en este octogésimo aniversario van quedando relegadas a la extrema derecha, con Intereconomía de protagonista, además de otras opiniones erráticas de la todavía legal Fundación Francisco Franco o alguno de sus miembros, que encuentran acomodo en las páginas de ABC, y aparte de algunas parroquias católicas, que siguen acogiendo el acontecimiento sin avergonzarse. Para la gente normal, la fecha del 18 de julio no pasa de ser un mal recuerdo.

La historiografía también ha dado pasos definitivos. Atrás ha quedado la justificación del Alzamiento Nacional con la falacia de la revolución comunista o de la Cruzada con la hipérbole de la persecución religiosa. En la sociedad, el golpe de Estado también va perdiendo las justificaciones, a pesar del esfuerzo permanente que realiza la Iglesia católica con su martirologio y a pesar de los negacionistas, encabezados por Stanley G. Payne, que se retrotraen a la Revolución de 1934 o la proclamación de la República para encontrar justificación del golpe de Estado.

La interpretación de la equidistancia, sin embargo, aquella del “todos fuimos culpables” de Vidarte o de “no fue posible la paz” de Gil Robles, que terminaba calificando a la Guerra como una catástrofe colectiva inevitable, que había que olvidar, esa interpretación tarda más en caer. A veces reverdece, incluso, y uno puede encontrar autorizados artículos de opinión en El País cargados de expresiones como “contienda fratricida”, “cataclismo colectivo”, “deplorable catástrofe de atrocidades homicidas” y otras varias, así dichas, sin más precisión, que conducen inevitablemente a la arcaica catástrofe colectiva que nos invitaba a olvidar.

Pero esta tesis de la equidistancia ya no cuaja, como lo hizo durante el régimen de la Transición, porque ahora existen las fosas abiertas y, paso a paso, van apareciendo todos los nombres y sus esqueletos. “Aquello” ya no se puede ocultar. Por si quedaban dudas para algunos, el Tribunal Supremo calificó los crímenes del franquismo como crímenes contra la humanidad. Lo hizo en el razonamiento QUINTO de la sentencia 102/2012 de la Sala de lo Penal, por la que absolvía al juez Garzón del delito de prevaricación, con estas palabras: “Los hechos anteriormente descritos, desde la perspectiva de las denuncias formuladas, son de acuerdo a las normas actualmente vigentes, delitos contra la humanidad en la medida en que las personas fallecidas y desaparecidas lo fueron a consecuencia de una acción sistemática dirigida a su eliminación como enemigo político”. Como razonaba Antonio Elorza en El País el 1 de noviembre de 2008, de los crímenes nazis a Karadzic, una calificación (jurídica) adecuada de los crímenes vale más que una cascada de libros”. 

Pese a quien pese, esta es la novedad del octogésimo aniversario. De modo que para la ciencia histórica, el golpe de Estado del 17 de julio de 1936 fue un acto “fuera de toda legalidad”, que atentó “contra la forma de gobierno”, proyectando y ejecutando un “crimen contra la humanidad”, según está demostrado historiográficamente y aseverado por la Audiencia Nacional y por el Tribunal Supremo. Fin del debate interpretativo.

La sociedad, sin embargo, camina más lenta y el franquismo perdura. Pero el camino para remediarlo no es la ocurrencia que acaba de tener el abogado Eduardo Ranz con la aquiescencia de Zapatero, de emprender una iniciativa legislativa popular para mejorar algunos aspectos de la conocida como Ley de Memoria Histórica. El movimiento memorialista, sin necesidad de personalismos anacrónicos, hace ya mucho tiempo que viene buscando el acuerdo de los partidos con representación parlamentaria para crear un Comisión de la Verdad, que asiente con todo rigor la verdad histórica ya conocida y que oriente a los poderes públicos acerca de la legislación deseable, como han hecho todas las comisiones de la verdad en los países que sufrieron dictaduras criminales. Esta es la tarea en el octogésimo aniversario del crimen


Marcelino Flórez

«ENTRE TODOS LAS MATAMOS»


A veces sospecho que me estoy quedando sin argumentos. Que estoy dejando de creer en las promesas y hasta en las palabras. Que la posibilidad de que dejen de matar a mujeres hombres que un día dijeron amarlas es una quimera.

No soy de natural conformista y nunca he sido de esos fatalistas que aseguran que no hay nada nuevo bajo el sol, que siempre ha habido ricos y pobres y que siempre los habrá, del mismo modo que guerras o racismo. No hace tantos años llegué incluso a creer que al menos en nuestro país la igualdad entre los sexos se atisbaba en el horizonte y que el machismo se encontraba en franca retirada.

La igualdad era el discurso social hegemónico, las leyes que la promovían se aprobaban por unanimidad, las mujeres destacaban en lo académico y se incorporaban al mercado de trabajo garantizando sus ansias de autonomía. Los hombres aceptaban estos cambios con naturalidad y era más fácil observar sus resistencias en su falta de iniciativa, en el modo en que las dejaban hacer en público o en cómo se escaqueaban en lo doméstico, que en su defensa de los discursos conservadores.

Tal era el optimismo que interpretábamos el incremento de las denuncias por violencia de género como el resultado del aumento de la sensibilidad ante un fenómeno en retroceso que llevaba a las víctimas a denunciarlo en cuanto mostraba sus primeros síntomas. Cada año crecían los recursos para proteger a las víctimas, se empezó a formar a quienes las acompañaban en el proceso (policías, jueces) e incluso a intervenir psicopedagógicamente con algunos victimarios.

Al rechazo social a los ejecutores de maltrato se unía una protección efectiva de las víctimas que buscaba ayudarlas a cortar con los lazos de dependencia económica y emocional que las hacían volver con los agresores, y la presencia creciente de hombres en las manifestaciones cuestionaba el silencio cómplice en el que se apoyaban los agresores para justificar culturalmente su comportamiento con las mujeres.

Las críticas contra la Ley de violencia de género hablaban de sus insuficiencias, de que al limitar su aplicación a la violencia en las parejas heterosexuales parecía cuestionar el carácter de género del resto de las violencias machistas contra las mujeres (el acoso sexual, la violación, el asesinato...), de no hablar de las violencias que sufren los colectivos LGTB.

Hablo de una época en la que predominó la idea de que bastaba con que la acción política denunciara los privilegios masculinos, al tiempo que empoderaba a las mujeres, para que la sororidad entre estas y el aislamiento de los hombres más refractarios nos fuera llevando a un contrato social más igualitario. Una época en que la unanimidad lograda en torno a la Ley contra la violencia de género creó la sensación de que la lucha por la igualdad y contra las violencias machista había dejado de tener color político y nos hizo confundir la crisis de legitimidad del machismo con el principio del fin de su derrota, subestimando su capacidad de adaptación.

Hubo voces, apenas escuchadas, que sin cuestionar que lo prioritario era acabar con las desigualdades que sufren las mujeres, alertaban de lo injusto y peligroso que era olvidar a los hombres, de lo importante que era apoyarlos en el cambio que se les exigía para transformar su desconfianza en conciencia de los beneficios universales de la igualdad.

Se ignoró el temor, no siempre consciente, de muchos hombres que creen que lo que busca el feminismo es invertir las relaciones de poder entre los sexos, y fue un error creer que se puede posponer indefinidamente el abordaje de la violencia de género que sufren los niños en su proceso de socialización para que sean homófobos, repriman sus emociones, se expongan a riesgos innecesarios, usen la violencia en la resolución de los conflictos...

No se vio que al incorporar los problemas de los hombres a las políticas de igualdad no se pretende igualar sus problemas a los de las mujeres, ni supone un reparto de los recursos, sino que busca que vean que se cuenta con ellos en el diseño del futuro en igualdad que propone el feminismo. Que lo que se precisa es combatir las resistencias de los hombres, animándoles a que abandonen sus privilegios, a que dejen de soportar el precio que pagan por los mismos y a que vean la necesidad de deconstruir las masculinidades.

Después, la Crisis acabó con muchos espejismos; primero fue la supresión del Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha y la del Ministerio de Igualdad, a las que siguieron los recortes del Gobierno del PP que dieron paso a un discurso neo- y post-
machista que, haciendo bandera de la igualdad efectiva frente a las medidas de discriminación positiva, logró ponernos a la defensiva.

Faltan recursos para apoyar a unas víctimas sobre las que se ha extendido la sospecha de las denuncias falsas, pese a que la mitad de las que resultan asesinadas lo son pese a haber denunciado su situación, sin que nadie, ni jueces ni delegaciones de gobierno, asuman ninguna responsabilidad por dejarlas desprotegidas. Se trata de un retroceso de consecuencias incalculables.

Hartas ya de estar hartas, las feministas convocaron el 7N de 2015 a cientos de miles de personas que recorrieron las calles de Madrid para exigir una lucha sin cuartel contra las violencias machistas. El 21 de octubre de 2006 celebramos en Sevilla la primera manifestación de hombres contra la violencia machista para acabar con el silencio cómplice de la mayoría, y en el tiempo transcurrido se ha avanzado mucho en este terreno, pero el número de las asesinadas no desciende y la experiencia de los países más igualitarios nos demuestra que no va a descender si no logramos una implicación más activa y consciente de los hombres.

Por eso, el próximo 21 de octubre, diez años después de aquella primera manifestación, hemos vuelto a convocar en Sevilla a hombres de todo el Estado para demostrar que, a pesar de todo, somos muchos los que vemos que el machismo es violencia. Aspiramos a ser muchos, pero nuestro éxito será lograr que quienes no acudan se sientan con la necesidad de justificar su ausencia.


José Ángel Lozoya Gómez
Miembro del Foro y de la Red de hombres por la igualdad

La naturaleza irónica del cambio climático


Vivimos en un planeta esquilmado, quebrado, con un patrimonio neto natural inferior al 50 por 100 del capital natural que existía antes de la industrialización. Su cuenta de explotación también presenta pérdidas. Éstas se traducen en una deuda de carbono, en forma de cambio climático, para la generación actual y para las generaciones futuras. Ignoramos que las decisiones que hoy adoptamos causarán problemas irreversibles e incertidumbres a las generaciones futuras. Olvidamos la naturaleza limitada de los recursos naturales y la capacidad del planeta de reciclar los residuos. Vivimos instalados en el mito del crecimiento económico y la guerra soterrada por los combustibles fósiles que están perturbando el planeta.

Para buscar respuesta al abuso de la Naturaleza, acudo a la tragedia griega de Antígona y tomo como punto de aproximación el conflicto entre los seres humanos y la divinidad. Entre las leyes de los hombres y las de los dioses. Es importante advertir la imposibilidad moderna de la tragedia debido a la sustitución de la razón sagrada por la irónica. Es esta oscilación la que nos indica el camino. Etimológicamente lo sagrado es lo que funda, lo esencial, lo que protege. E ironía significa fingir ignorancia. El uso del significado etimológico de ambos términos, en el ámbito de la relación de los seres humanos con la Naturaleza, nos muestra la negación del carácter esencial de las leyes de la naturaleza realizado y su reemplazo por las leyes económicas, desvelando la naturaleza irónica del cambio climático. Esta afirmación conlleva, a su vez, la negación de la naturaleza trágica de este acontecimiento, en cuanto que admitirla equivaldría a negar la culpa del ser humano en la producción del cambio climático, ya que la culpa, en la tragedia, es una fatalidad que deriva de un acontecimiento sobre el que el ser humano no tiene control. Aceptar la naturaleza trágica del cambio climático, supondría admitir la tesis de quienes sostienen que éste es un acontecimiento originado por la variabilidad natural del clima, no por el hombre.

En la ironía posmoderna del cambio climático y la crisis ecológica y de biodiversidad, que no tragedia, en cuanto que la culpa hay que buscarla en los hombres y no en los dioses, la Naturaleza, que se niega a ser el cuerpo fecundo de la actividad económica del hombre, representa a Antígona. Los seres humanos encarnan el papel de Creonte, el rey que impone la ley humana de la economía. Y el cambio climático, resultado de la infracción de las leyes de cierre de ciclos de la naturaleza, representa a Polinices, el hermano muerto y no enterrado de Antígona. El calentamiento global simboliza la pérdida de la conciencia del hombre de su pertenencia a la Naturaleza, semejante a la que producía el no enterramiento de los cadáveres para los antiguos. Un tabú. Los residuos (de carbono) quedan en el agua, en la tierra, en el aire, sin enterrar, como en el mito griego, condenados a vagar por el planeta sin desaparecer, igual que las almas de los muertos, no enterrados, que vagaban por la orilla del río Leto sin poder sumergirse en él. Son la forma posmoderna de la imposibilidad de olvidar el calentamiento global. De martirio de hombres, especies y ecosistemas. Se infringe así la más antigua de las leyes biológicas: la de la higiene, y tanto los seres humanos como la naturaleza sólo pueden sobrevivir.

Para sumergirnos en el río Leto y superar el acontecimiento irónico que constituye el cambio climático, es necesario que aceptemos que los límites del planeta son los elementos esenciales en los que se funda la vida. Son lo que nos protege. Son sagrados. Pero si en nuestro afán de decidir por nosotros mismos y actuar de manera independiente del entorno, continuamos fingiendo ignorancia, negando los límites, la Naturaleza nos mostrará la finitud de cualquier ley humana. «La ironía dramática de lo callado [,entonces,] será abrasadora.»

Francisco Soler

Abogado, poeta, ensayista y artículista sobre temas de ecología política

El mérito y la capacidad desde la libertad y el derecho.


¿Como medir el mérito y la capacidad en política? Últimamente leo mucho sobre estos dos conceptos en política. Y está bien ese debate... pero al menos para mí está superado y solucionado. Otra cosa es que se tengan reticencias para ponerlo en marcha por parte de muchos detractores que no cumplen la verdadera condición de mérito y capacidad en política, pero que creen que sí lo hacen por cumplir con ellos para otros ámbitos.

El derecho de participación en el sufragio pasivo tiene dos grandes axiomas en España: la libertad y el derecho de cualquier persona española a participar y ser elegido como representante público, y los partidos como canales de provisión de liderazgos políticos para la sociedad y las administraciones.

Por tanto, el mérito y la capacidad, por el primer axioma, son restricciones si se hacen en cuanto a formación, lengua, raza, credo... o cualquier punto diferenciador. Y, por tanto, los partidos deben cuidar mucho esas restricciones.

Pero… ¿puede un partido filtrar quién se presenta por sus siglas? No sólo puede, creo que debe. Otra cosa es cómo lo haga, sin vulnerar derechos fundamentales recogidos en la constitución. Un partido puede poner reglas en cuanto a comportamientos, ideario, etc. Pero nunca poner cortapisas desde unos estatutos o hacer que su comité de garantías choque con los derechos fundamentales.

Y sigo preguntándome, que no me he respondido... ¿y cómo se mide y cuantifica el mérito y la capacidad?

Medir, cuantificar, en definitiva juzgar, implica un jurado y un articulado de condiciones. Ya hemos visto que las condiciones no pueden ser excluyentes, así que debe haber una igualdad de condiciones no restrictivas en cuanto a diferencias cualitativas o cuantitativas respecto de los candidatos. El mismo jurado que decide “quién va”, puede ser también una restricción, Por tanto la fórmula para medir mérito y capacidad pasa por la “autoritas”, que no la “potestas”, es decir pasa por buscar personas que sean reconocidas por muchos, conforme a su mérito y capacidad, para que representen a los ciudadanos de una región, un municipio o de España. No vale un curriculum, ser mas alta, más guapo, mejor sonrisa, hablar mejor en público... valen sólo los apoyos que tengas.

Pero los apoyos deben ser muchos en cantidad y cualidad y, en política democrática, se miden, antes que nada, en cantidad: los consensos son el resultado de acuerdos entre mayorías y minorías; y las mayorías son muchas personas decidiendo algo conjuntamente, dando una autoridad a alguien o a algo. Por tanto el mérito y capacidad en política sólo pueden trasladarse desde unas primarias. Primarias que aportarán una persona elegida por un jurado enorme, una persona electa que, después, deberá limar asperezas para ganar el consenso de todos.

Los que ganan unas primarias ya tienen mérito y capacidad en política. Los que las revalidan... esos ya lo demuestran otra vez. Por eso la forma de elegir a los mejores en la política pasa por primarias y asambleas. No hay otra forma. Lo demás es mediocridad política. Si no eres capaz de convencer "a los tuyos", como pretendes convencer "a los de fuera". Un liderazgo ganado por primarias y mantenido es la única forma de dar mérito y capacidad. Por eso se teme tanto a las primarias por aquellos que son incapaces o no tienen mérito.



Rafael Ruiz Herbello

Mi análisis de los resultados.


1) El PP logra un resultado espectacular en Galicia, pero un resultado desastroso en Euskadi. El primero les compensa: Euskadi, como Cataluña, siempre fueron colonias de ultramar para el PP. Al final, la estrategia de abrir la mano con el déficit para reactivar la economía, a la par que cansas al electorado de izquierdas dejándoles cocerse en su propia salsa de divisiones, está dando resultado. Ahora, basta con rematar a C's para lograr volver a las absolutas que tanto les gusta. 

2) Podemos/En Marea/ Elkarrekin Podemos tiene resultados aceptables. Si no fuese por las expectativas, nadie dudaría que ser el segundo partido en Galicia y el tercero en Euskadi, y primera fuerza no nacionalista, es un gran éxito para un partido nuevo. El caso vasco es de libro: voto dual, los vascos votan una cosa en las autonómicas y otra en nacional. El gallego es menos contundente, pero de nuevo, se sacan peores resultados que en las generales. No obstante el éxito, se notan signos de cansancio en el electorado de Podemos: demasiadas citas electorales y dificultades para que el proyecto se concrete en cambios (gobiernos), las divisiones internas y, por supuesto, una estrategia de PP y PSOE, de no dar agua ni espacio a podemos, que esta desgastando a los votantes menos movilizados. De todas maneras, Podemos apunta al futuro, de la misma forma que PSOE apunta al pasado. Veremos si son capaces de organizarse para que ese futuro brille. 

3) PSOE muestra a las claras cual es su proyecto actual: perder elecciones, principalmente, en las comunidades periféricas, gracias a su recién adquirida obsesión centralista. Es tentador extrapolar los resultados vascos y gallegos a todo el estado, pero no seria preciso ni justo, pero, en cualquier caso, la tendencia a la baja del PSOE está ahí. Sin Galicia, Euskadi, Cataluña y Valencia, el PSOE nunca volverá a ser ese partido hegemónico de gobierno que fue y, si la cosa sigue así, y parece que así va a seguir porque la elección es entre el centralista sanchez y la enloquecida independentista Susana Díez, el PSOE acabará siendo el partido de oposición o gobierno principal de los electorados envejecidos y central/sureños, de las castillas, andalucía y extremadura y un partido secundario en el resto del estado. 

4) C's hace tiempo que dejo de ser interesante para el stablishment. Nunca tuvo presencia en espacios como Euskadi y apenas en Galicia, pero los señores de la derecha ya se dan cuenta que los naranjas no suman ya, restan. Parada (creen) la amenaza de Podemos, ahora Cs no sirve de mucho y, parece, quieren que Ciudadanos demuestre responsabilidad, sensatez y apoyo a la gobernabilidad pasando a la irrelevancia. La operación ha terminado y C's son la nueva UPyD en apenas 2 años. 

PD: Sería irónico que los resultados tan nefastos en las comunidades periféricas fuesen utilizados como excusa por los barones centralistas del PSOE para bloquear un acuerdo con podemos y cumplir así su sueño húmedo de cargarse a Sanchez. :) Vamos, sería realmente divertido.



Ignacio Paredero Huerta
Socialista, Politólogo, Sociólogo, Activista LGTB+. La Igualdad, real y efectiva, es mi prioridad.