La vida es una historia contada por un idiota


Los servicios ambientales están en la UCI. La huella ecológica de cada español en 2015 era, según el Ministerio de Medio Ambiente, de 6,4 hectáreas de territorio. Eso significa que harían falta tres Españas para mantener el actual nivel de consumo. Un análisis por provincias, pone de manifiesto que la mayoría presenta un déficit ambiental severo, deuda que se acentúa en Barcelona, Madrid, Guipúzcoa y Vizcaya, que necesitan más de diez veces su territorio para mantener el actual nivel de consumo. ¿Cuánto valen los servicios que la naturaleza presta?

Entorno estable, aire puro, agua limpia, tierra fértil, que eran servicios prestados por el planeta gratuitamente, ahora han de ser sostenidos por políticas ambientales, que tienen un coste económico, a fin de evitar su colapso. Hemos pasado de una naturaleza benefactora, a otra que se ha rebelado poniendo precio a sus servicios. Respondiendo a la pregunta que hacía en el párrafo anterior, puede decirse que valen la vida en el planeta.

El primer aviso de la insostenibilidad del crecimiento económico ilimitado, se produjo en los años 70 del siglo pasado. Fue con motivo de la publicación del informe sobre los límites del crecimiento en 1972. Después vino la primera crisis del petróleo en 1973. Y en 1974 se produjo el descubrimiento del agujero de la capa de ozono. Pero no hicimos caso de ellos. Esta desobediencia se constata con la elección de los presidentes o primeros ministros neoliberales: Valéry Giscard d’Estain en Francia; Margaret Thatcher en el Reino Unido; y Ronald Reagan en Estados Unidos. Por nuestra rebeldía, vivimos, hoy, en la época del cambio climático.

Las políticas ambientales son políticas de supervivencia y de bienestar al tiempo que de equidad. Evitar el colapso de los servicios esenciales para la vida es una política para la gente, de la misma manera que lo es construir un hospital o una escuela. De la misma manera que la construcción de esas infraestructuras no está destinada a favorecer el sistema sanitario o educativo, las políticas medioambientales tampoco tienen como destinatario la naturaleza. Sus destinatarios son, en todos los casos, los ciudadanos: la totalidad o una parte de ellos. La existencia de políticas ambientales sólo puede ser explicada en un contexto en el que los seres humanos no se reconocen en la naturaleza, no se sienten parte de ella, sino que viven aislados de la naturaleza, dentro de un vacío de naturaleza. Hay que darle, por tanto, la razón a Shakespeare, cuando decía, en Macbeth, que «la vida es una historia contada por un idiota».

Los servicios ambientales, reverso de las políticas ambientales, son condicionados por el impacto generado por la demanda humana, sobre los recursos existentes y la capacidad ecológica del planeta para regenerar sus recursos. Este impacto se conoce como huella ecológica. Y es la cantidad de hectáreas de territorio ecológicamente productivo que necesita una persona para producir los recursos consumidos y absorber los residuos que genera. Desde la perspectiva de las generaciones futuras, la huella ecológica, es el déficit o deuda ecológica que le deja la generación actual.

En 2015, el 13 de agosto, la humanidad ya había gastado todo su presupuesto ecológico anual. Cada año este día llega más temprano. ¿En qué día lo gastaremos este año? La huella de carbono es la parte más importante de este exceso ecológico global. La absorción de gases de efecto invernadero, el año pasado, requirió el 85% de la biocapacidad del planeta. Habría hecho falta el doble de los bosques para absorber todo el carbono que emitió la humanidad a la atmósfera en 2015. Este es el estado de la cuestión.

Las políticas ambientales hoy, todavía, son parte de las políticas del bienestar. Actúan tanto sobre la salud individual, como sobre los costes del bienestar social, actual y de las generaciones futuras. Sin embargo, si continua el consumo presente de recursos y emisión de gases de efecto invernadero, las políticas ambientales se convertirán en parte de las políticas de seguridad, al ser las patologías ambientales multiplicadores de la inestabilidad. La previsión actual es un escenario de mayor impacto ecológico y social, con mayores pérdidas económicas y mayor riesgo de «recesión democrática». En este escenario se podría dar un deslizamiento hacia regímenes autoritarios o disfuncionales, que esgrimiera el cambio climático como técnica de control social y de persuasión bajo el pretexto de la necesidad de actuar y la escasez de tiempo. Con la legislación vigente, el cambio climático podría servir de pretexto para declarar el estado de excepción.




Francisco Soler

Mi patria es el planeta


¿Qué es la patria? Es muchas cosas. Siempre ligadas a las emociones. Para unos es un anhelo. Para otros es la gente. Para mí es el Planeta. Trataré de explicar este sentimiento desde lo particular a lo universal. Desde lo personal a lo político.

Soy hijo de una andaluza y de un catalán. Uno de mis bisabuelos era irlandés. Un abuelo fue un republicano exiliado. La historia de mi familia ha sido la de los exilios cruzados entre generaciones. Nacemos en un lugar, vivimos en otro. De España a Chile y viceversa. También a mí me tocó recorrer ese camino. Nací en Chile, vivo en España. Eso fue cuando las alamedas se cerraron para la gente. Me he mezclado y me he encontrado con gente que no debía haber conocido. Soy mestizo por origen, pero no por Tierra. He vivido en diferentes países, pero dichos lugares son del mismo planeta. La gente de cada lugar es importante. Todos somos importantes. No importa la lengua, la religión, las ideas, la bandera. Todos albergamos sentimientos. Si se eliminan las fronteras somos ciudadanos del mundo. Unos se llaman cosmopolitas. Otros internacionalistas. La palabra mundo, sin embargo, etimológicamente hacía referencia a un lugar cerrado. El mundus. El pozo o cripta que se excavaba junto al ágora, donde se depositaban los documentos y planos de la fundación de la ciudad. Los países también son lugares cerrados por fronteras. En ellos depositamos las constituciones. La política se repliega sobre el mundo, sobre los seres humanos. Le falta la perspectiva del planeta, de los otros, del «afuera de la ciudad».

Quiero ir más allá, al afuera. Dejo para ello que resuene mi pasión por la naturaleza. Ese sentimiento que hace que me sienta en casa en cada lugar donde voy o donde estoy. Como el pájaro, como el río. Vinculado al aire, al agua. Por eso la única soberanía a la que me someto es a la de la Tierra, a la de sus leyes. Soy ciudadano de la Tierra. Somos ciudadanos de la Tierra. Miembros de una comunidad abierta. Más amplia, habitada no sólo por seres humanos. Y no sólo por aquéllos que ahora moramos. También por aquéllos que vendrán después, que ocuparán el mismo planeta. En él no existe el exilio. No hay nostalgia. No hay fronteras; y las naturales son territorios de transición, lugares de mezcla. Los seres humanos, sin embargo, debido a nuestro repliegue sobre el mundo, estamos creando más fronteras. Murallas climáticas que delimitarán el territorio habitable. Esas que harán que, en 2040, en Almería y Murcia haya migraciones, que despoblarán esos territorios por las condiciones climáticas. También sucederá en otros lugares del planeta. ¿También en nuestra ciudad? Habrá éxodos, crecerá la violencia dentro de las comunidades. Dentro de los países. En las fronteras. Se reavivarán viejos conflictos. Se producirán nuevas guerras. Ya no lucharemos por las ideas, nos mataremos por los recursos. Por el clima.

No basta, por tanto, con que hoy nos ocupemos sólo de nuestra gente. Esta es una política replegada sobre una realidad superada. El mundo. Hay más gentes. Otros seres que también son parte del planeta. No basta que en el siglo XXI nos ocupemos de las necesidades que imponen los derechos humanos: vivienda, sanidad, educación, justicia. Hemos roto el planeta. Será el siglo de la sed, del hambre, del calor, de las migraciones. Hace falta además una política para el planeta, que es una política para la gente. Igual que lo es la política social, la sanitaria, la educativa. En este siglo tendremos que garantizar primero el medio ambiente. Será la necesidad más vital. No es una necesidad hipotética. Es una necesidad de la gente que vive en el planeta. En el planeta real, sacudido por el cambio climático, por el agotamiento de los recursos, por la crisis de biodiversidad. Es nuestra responsabilidad para con los otros que también viven en el planeta. Para satisfacer esta necesidad, para poner en marcha esta política, es necesario trascender lo estatal e instalarnos en lo planetario. Los problemas globales del siglo XXI, exigirán que optemos entre el Estado o el Planeta. No hay más patria que el Planeta. No tenemos otro. Tenemos que elegir. Y la elección es continuidad o ruptura.





Francisco Soler

TTIP, esa Armada (In)vencible


El TTIP y demás tratados sobre libre comercio que se pretenden firmar entre EEUU y la UE: TISA y TAFTA, son los buques insignia de la armada comercial que EEUU envía a Europa. Igual que la «Felicísima Armada», apodada por los ingleses «Invencible», amenazadora, la flota americana navega a sotavento. Su estrategia es el desembarco e invasión comercial de Europa. Este plan, sin embargo, tendrá el mismo fin que la fracasada invasión de Inglaterra.

Pero, ¿qué son el TTIP, el TISA y el TAFTA? Las siglas inglesas TTIP significan Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones. Es un proyecto para establecer una zona de Libre Comercio entre la UE y EEUU. El TISA es el Acuerdo sobre el Comercio de Servicios. Tiene como objetivo la liberalización de los servicios de: empleo, transporte, comunicación, datos, educación, salud, residuos, suministro de agua, distribución de energía, comercio digital, servicios legales y subvenciones agrícolas. Y el TAFTA es un proyecto de Zona de Libre Comercio entre EEUU y la UE, que incorpora los asuntos de propiedad intelectual y derechos de autor. Se alinea el proyecto con la industria del entretenimiento y ataca las licencias creative commons. A ellos se suma el CETA, que es el Acuerdo Integral de Economía y Comercio entre la UE y Canadá. El hermano pequeño del TTIP, del que algunos dicen que es su Caballo de Troya. ¿Pero, qué se juega España con estos tratados? Un ejemplo anecdótico, pero revelador: en relación a las denominaciones de origen los tratados abren la puerta a que imitaciones de vinos como los de Jerez o los de Málaga, o del turrón de Jijona, puedan exportarse a la UE bajo esos nombres aun siendo fabricadas en EEUU.

¿Y cuáles son las principales amenazas de estos tratados?: una menor autonomía legislativa de los Estados; y un poder sin precedente de las multinacionales, a las cuales se les otorga capacidad de colegislación, bajo el eufemismo de «cooperación regulatoria». Esta potestad se apoya en la posibilidad de demandar y exigir indemnizaciones millonarias a los Estados ante tribunales de arbitraje privados, si consideran que sus intereses empresariales pueden ser perjudicados por leyes o políticas. Un ejemplo de esta capacidad es la reclamación que presentó la empresa canadiense TransCanada a EEUU por bloquear la construcción de un oleoducto. Exige 15.000 millones de dólares al Gobierno estadounidense, por los daños provocados por su negativa a aprobar la construcción del oleoducto, que hubiera permitido transportar el crudo desde los yacimientos canadienses hasta las refinerías estadounidenses en el Golfo de México.

Estos tratados son un peligro democrático, social y ecológico, y atentan a las soberanías nacionales. La negociación de los mismos está siendo muy opaca, al imponerse una confidencialidad extrema que restringe exageradamente el acceso de los diputados europeos a los documentos de la negociación. Esta estrategia es torpe porque no tiene en cuenta o desdeña otros factores como la movilización ciudadana, rebelión que ha provocado mayor rechazo, cada vez, a estos tratados, así como un sentimiento creciente que los acuerdos comerciales no tienen en cuenta los intereses de los ciudadanos. La filtración de Greenpeace Holanda reventó la estrategia de opacidad, a la vez que ha confirmado las sospechas que ya existían sobre el contenido del TTIP. A partir de este momento el tratado está muerto. Tras el fracaso de la negociación vuelve a resonar la frase de Felipe II tras la vuelta de la Armada (In)vencible: «Yo envié a mis naves a luchar contra los hombres, no contra las tempestades».

La Comisión Europea dice ahora, sin embargo, que no aceptará en ningún caso una rebaja de la regulación en cuestiones como seguridad alimentaria, protección al consumidor, privacidad o medio ambiente. En el apartado de energía, con todo, los tratados prevén, en su redacción actual, facilitar la exportación, desde EEUU a la UE, de carbón, petróleo crudo, productos derivados del petróleo y gas natural, incluidas las exportaciones de gas de esquisto estadounidense y las de petróleo de arenas bituminosas de Canadá. ¿La creemos? Va a ser que no. Prefiero confiar en este asunto, en partidos como EQUO o IU, para los cuales el TTIP es un asunto de oposición frontal. O en Podemos que hará de este asunto un tema central en la campaña electoral a punto de comenzar. Pero señores capitalistas, si pretenden triunfar en esta empresa, que al parecer es de origen divino, como era la de la Armada (In)vencible, lo que pueden hacer es ordenar, a sus negociadores y demás personal de las delegaciones, observar la orden que dio Felipe II a su flota antes de partir: no blasfemar y antes de la caída del día rezar el Ave María y los sábados la Salve.




Francisco Soler

Israel Pintor -El héroe instrospectivo-


Por las céntricas calles de Sevilla rezuma el olor a azahar. Ha llegado la primavera. Sus blancos pétalos esparcidos, acompañan nuestros pasos. Sevillanos pegados al manillar de sus bicicletas de alquiler, deambulan a primera hora de la tarde. Interrumpiendo entre la muchedumbre, la sombra de Israel Pintor aparece en la puerta de la cafetería. Se distingue la figura de un joven de estatura y complexión media que parece recién aterrizado de otro planeta. Camisa blanca impoluta, cárdigan rojo y vaqueros. A lo british. Sobriedad y sencillez en estado puro. Lo más llamativo son las redondas gafas vintage que adornan su rostro. Un rostro carismático, entrañable y risueño. 

Entre sorbos de café y té, se cruzan las primeras palabras. “Acá en México decimos infusiones a todo”. [Sonríe]. La cita con el escritor tiene como premisa fundamental la literatura. 

La literatura es una forma de arte por antonomasia. Cuando se le pregunta sobre su propia concepción del arte, el gesto se su rostro se torna entre fascinación y sorpresa. “¡Vaya pregunta! Primero te digo lo que significa para mí, y luego a ver si soy capaz de aterrizar en una palabra que pueda definirlo”. Nos retrotrae en el tiempo, concretamente a su infancia. Esta vez no es la magdalena de Proust, sino todos los objetos donde se pudiera escribir. Desde libretas, bolígrafos, papel, hasta en el suelo. “Cuando crecí, fue despertándose de manera más clara mi vocación. Entendí que a través de la literatura podía hacer algo que yo iba buscando hacer a través de mi carrera.” 

Empezó estudiando comunicación. “Yo tenía la intención de establecer un vínculo de comunicación con las personas. Siempre he sido bastante cotilla.” [Risas]. La vocación literaria la afiancé en la universidad dedicando mi último año de mi carrera al periodismo cultural y a la creación literaria. [Hace una pequeña pausa y retoma el hilo]. “Sabía que a través del periodismo lo iba a poder conseguir pero no había tenido la oportunidad de confirmar que en el periodismo se comunica mucho, sí. Pero casi siempre se comunica lo que otros quieren que comuniques.” Cuenta la pasión que le reportó el periodismo en los años que lo ejerció hasta descubrir que, lo que realmente le motivaba a escribir, era la comunicación personal. Aquella que no estuviera condicionada por terceros. Sentirse libre. “Exacto. Puede ser de la naturaleza que sea, da igual si es más trascendente o más frívolo. Eso no me importaba. Lo que me importaba era tener la autonomía suficiente para poder hacerlo. Para mí el arte de la literatura es eso. La vía a través de la cual soy capaz de comunicarme con las personas de la manera más efectiva posible. Y creo que mi capacidad para establecer vínculo con las letras es la más efectiva.” 

Definir el arte es más difícil. Comenta los intentos que ha tenido la academia para establecer una designación lo más completa y fidedigna posible. Se recurre a la subjetividad. “Para mí sigue siendo y fíjate como vuelvo inevitablemente a la subjetividad, un medio a través del cual las personas podemos expresar nuestras emociones, nuestros sentimientos pero también nuestras ideas. Quizás otra disciplina, otras áreas en las que se construye el conocimiento. La humanidad se preocupa al menos por la expresión de ambas partes de manera conjunta. Me refiero a la expresión de las ideas, los sentimientos y las emociones.” 

Intentamos escudriñar en el panorama literario actual. Israel hace especial hincapié en el contexto. En una escritura cada vez más globalizada, es difícil encontrar las diferencias pero sigue habiéndolas. “La producción literaria que puede entrar en un circuito de distribución o de publicación más formal a través de una editorial, suele estar ya bastante permeada de una cultura más global”. Recurre al ensayo titulado “Luz Nueva” del escritor Vicente Luis Mora, a modo de ejemplo. Estos nuevos escritores, nacidos entre los 80, proponen definiciones sobre la literatura moderna, postmoderna y otro tipo de literatura a la que designan como “mutante”. “Es narrativa que empieza a destacar por la influencia que tiene culturalmente hablando, la tecnología y su naturaleza en la vida cotidiana. Se escriben relatos tomando como pretexto fragmentos de búsqueda de Google. “La tecnología de alguna forma está calando en la forma de concebir la literatura y de darle forma.” Puntualiza. 

Los temas que inspiran a nuestro escritor están protagonizados a menudo por el amor, la escritura creativa, la creación literaria y el sexo. Confiesa que en estos últimos años siente una mayor atracción por conceptos de carácter más espiritual. Nos planteamos la exigencia de transmutación del dolor en arte. La idea romántica del escritor frustrado y la necesidad de la desdicha para el proceso creativo. “Creo que sí. Partir del dolor, de la infelicidad, de algo que en tu vida te puede resultar complicado, puede ser fuente a veces incalculable y valiosa de inspiración para la creación artística pero creo también que no es la única forma ni la mejor.” Israel establece dos perspectivas. “Algunas de mis obras, quizás la mitad de ellas, han necesitado del conflicto, de la crisis, del dolor, para ser creadas. Pero estamos hablando de proyectos puntuales y no de que eso sea metódicamente necesario para la producción del contenido. En la otra mitad no he partido de allí, sino de una inquietud estética, una intención comunicativa completa. Eran experimentos más que de fondo, de forma.” Nos cita a la escritora Elizabeth Gilberth, autora del libro “Come, reza, ama” como ejemplo de autora que recoge en su última obra “Big Magic”, el proceso creativo que no parte de la crisis.

Confiesa que formar parte de la Fundación Antonio Gala le cambió la vida. Supuso el principio de su carrera literaria. Lo relata como un encuentro muy enriquecedor entre artistas de todas las disciplinas. Escribió además su primer cuento titulado “Pasiones Íntimas”, de la mano del propio Antonio Gala. Tras publicar “Puertas del Paraíso” a raíz de una propuesta en común con el director mexicano Julián Hernández, llega entre tintes warholianos y rezumantes de cultura pop, “Curso de amor, belleza y sexo”, premiada con el Premio Andalucía Joven de Narrativa 2015. 

Es una novela que habla de la creación como forma de vida. El autor hace un ejercicio de riesgo, de introspección. Su estilo recuerda a autores de la generación perdida, en palabras del jurado. Desde Scott Fitzgerald, hasta Arthur Miller. En ella intervienen los cinco sentidos. En la construcción del personaje, del propósito de vivir como escritor y como persona que ama a través de la literatura. Dotada de puros tintes vanguardistas, está escrita en segunda persona. Pura ironía a los manuales de autoayuda. La búsqueda que hace su personaje de la belleza inalcanzable. Aquella que va desde lo sublime a lo más frívolo.


Lucía Velasco

Innovación organizativa en EQUO ¿La promovemos eficazmente?


hamel

En un artículo del eurodiputado, Florent Marcellesi, nos explicaba que la mayor parte de la bibliografía que consultó sobre “organizaciones horizontales”, se definían a la contra de las organizaciones jerárquicas o verticales. No describían cómo hacer funcionar una organización horizontal. De manera que si alguien quiere leer/aprender algo acerca de cómo funcionan las organizaciones horizontales lo tiene mal.

El presente artículo es una recensión del libro El futuro del management de Gary Hamel con Bill Breen, dándonos pistas sobre cómo construir organizaciones en red. Son propuestas específicas que funcionan en empresas con menos jerarquías y más autonomía de los equipos.

Es un libro que recomiendo totalmente a toda persona que se interese por construir una organización en red.

Antes de entrar en materia, una previa histórica. El actual modelo de gestión de las empresas y de las organizaciones en general, se inició a finales del siglo XIX y principios del XX con Frederick Winslow Taylor, del que surgió el taylorismo, como estudio de las mejores maneras de llevar a cabo determinadas tareas mecánicas, métodos de cálculo de costes, etc. Antes no existía nada parecido por que no existían empresas industriales tan grandes como la Ford. Para que esa filosofía y sus posteriores mejoras burocráticas se hayan introducido en la mayoría de las empresas medianas y grandes se ha tardado un siglo. Por tanto, la filosofía innovadora que propone el libro y que propongo introducir en EQUO, el funcionamiento en red, no la haremos en un año. Pero si que podemos avanzar en los próximos años, en la próxima década. Por que como dicen los autores, si no tenemos referentes de cómo funcionar en red, hacerlo se hace muy difícil. Es mejor partir de las experiencias previas exitosas que ya se han experimentado para adaptarlas a nuestra organización.

Mi hipótesis es que en EQUO tenemos poca experiencia de funcionar con eficacia en red, por lo que tenemos que aprender a hacerlo y vamos dando palos de ciego y creo que es mejor tener referencias. Además, como en otra ocasión hice notar, a partir de un comentario de Jean François CARON, presidente los cargos electos de Europe Écologie Les Verts de Francia, las verdes solemos tener demasiado énfasis en la ideología y poco en la práctica. ¡Y él hablaba de las verdes de Francia, donde son un partido potente! Por tanto este libro ayuda a operativizar esa idea de funcionar en red.

En la investigación que realizaron los autores, Hamer & Breen, observaron que las empresas que tenían un liderazgo distribuido, operativizaban tres ideas para promover sistemas de gestión/organización innovadores:

  1. Basarlo en principios originales. Por ejemplo. Se habla mucho de empoderamiento, que por supuesto es un principio original ¿Pero cómo se fomenta dentro de la organización? A la mayoría de las personas de EQUO que les pregunto sólo dan respuestas genéricas inoperativas.
  2. Que las acciones que se emprendan sean sistémicas. Es decir que afecten a toda la organización, sea directamente o indirectamente.
  3. Que sea un programa continuado. No es un un tema para una Universidad verde, sino que tiene continuidad a lo largo de periodos extensos. Por ejemplo 5 años. 

Todo ello para mantener una mínima burocracia y una máxima operatividad.

Los autores también proponen una serie de preguntas para mejorar la organización:

  • ¿Cuál es el problema de gestión/organización que me encontraré en el futuro, que puedo trabajar ahora para evitarlo después?
  • ¿Cuál es el hueco más grande entre la retórica y la práctica?
  • ¿Qué incompetencias hay que cambiar y qué habilidades hay que promover? 

Todo esto lleva trabajo, pero trabajo que a medio plazo es muy fructífero y sirve para construir una organización sólida. De hecho los autores han encontrado organizaciones que sus dedican una décima parte de su trabajo y/o presupuesto a probar nuevos enfoques. ¿Qué tal hacerlo en EQUO?

Como supongo que a estas alturas ya tendrás ganas de leer el libro para pensar cómo llevar a cabo algunas de sus propuestas, una prevención. Este libro tiene un testimonio de Francis Fukuyama, autor de “El fin de la historia y el último hombre”, donde expone que el capitalismo es la mejor ideología para la humanidad. Y en el libro pone el ejemplo de mejora de organización de General Electric, conocida por ser una de las grandes constructoras de centrales nucleares. Y seguramente habrán algunas propuestas de funcionamiento empresarial que te pueden poner los pelos de punta. Aconsejo pasar por alto esto y enfocarse en las formas innovadoras que proponen los autores; no se trata de juzgar lo “malos” que son Fukuyama o General Electric, de lo que se trata es de aprender a funcionar de formas más eficientes, para ir más allá en nuestras organizaciones.

Por otro lado, en el libro hay un ejemplo de empresa verde: Whole Food Market, que es la mayor cadena de productos biológicos de EEUU donde desde siempre, se han explorado con formas organizativas.

Algunas ideas que se me han ocurrido para aplicar a EQUO, leyendo el libro:

  • Crear un grupo para compartir experiencias fructíferas de otros territorios; las buenas prácticas se pueden extender de unos grupos a otros.
  • En cada asamblea de EQUO dedicar recursos para la innovación organizativa y de aprendizaje de habilidades: hacer talleres, intercambio de experiencias, etc.
  • Dar varios propósitos a una tarea. Por ejemplo si hay una reunión de un grupo nuevo para hablar de un tema, organizar la reunión de manera que se desarrolle el sentido de pertenencia y el conocimiento mutuo. 

La mayoría de partidos tienen una estructura muy formada y anquilosada. En EQUO, al ser de nueva creación, tenemos la oportunidad de crear un funcionamiento innovador, efectivo, de liderazgo distribuido.

Pero hay mucho más en el libro y te invito a aprender con él y compartirlo conmigo y otras personas.

Carles Porcel