Karl Marx sobre España (1854-1856)




A lo largo de la segunda mitad del año 1854 y, dos años después, en el mes de agosto de 1856 Karl Marx se ocupó de España en una serie de artículos que publicó en New York Daily Tribune. Se trató de trabajos periodísticos de los que hoy llamaríamos alimenticios y que le daban para malvivir en una época en que estudiaba en Londres la economía política clásica que serviría de base a la magna obra El Capital.

Marx nunca estuvo en España. España era en principio uno más de los muchos países periféricos sobre  los que emitía sus crónicas sacadas de los corresponsales de los principales periódicos europeos.

En concreto, el interés por España nació a raíz del pronunciamiento militar protagonizado por los generales O´Donnell y Dulce  a finales de junio de 1854; uno más de las asonadas pretorianas tan típicas de la época, que solo pudo triunfar en los primeros días de julio  por el apoyo recibido de un pueblo en armas que impuso un gobierno progresista presidido por el mítico general Espartero.

Marx nos cuenta aquellos episodios de forma convencionalmente periodística: conspiraciones, movimientos de tropas y choques armados entre las fuerzas gubernamentales y las insurrectas, para terminar poniendo su atención en los levantamientos populares en Madrid y en otras ciudades. En la actuación de las milicias ciudadanas y en las barricadas en las ciudades Marx creyó ver o el último de los movimientos revolucionarios europeos que tuvieron su inicio en 1848 o el primero de los que tendrían inexorablemente que venir en los años siguientes.

Tras unos días contando lo que ocurre, Marx saca la siguiente conclusión:

“No hay otra parte de Europa, que ofrezca al observador reflexivo un interés tan profundo como España en este momento” 

Si había en la Europa de entonces un “observador reflexivo” ese era Karl Marx, y en septiembre escribe a su amigo Engels que “España constituye su tema principal de estudio”. Y para estudiar a España acude a lo que considera la principal fuente de conocimiento de los fenómenos sociales: la historia.

Así en septiembre de 1854 envía al periódico norteamericano una serie de artículos bajo el título común de España revolucionaria que es un recorrido por la historia española en general y de los últimos cincuenta años en particular.

Marx que ha aprendido español y que ha consultado toda la bibliografía sobre España disponible en Europa nos cuenta la historia del país, pero en medio de la narración, ofrece un análisis del pasado en el que señala constantes que se repiten a lo largo del tiempo y que le sirven para comprender lo que estaba ocurriendo ante sus ojos.

Lo que  pretendo hacer es exponer ante ustedes algunas de esas claves o constantes percibidas por Marx y comprobar si se mantuvieron vigentes después de 1854, hasta qué punto siguieron condicionando la vida de los españoles y  lo siguen haciendo aún hoy.

Una primera cuestión que llama la atención de Marx es el sobresaliente papel de los militares en los procesos revolucionarios. Se pregunta: ¿cómo un ejército que ha perdido todas las batallas desde hacía siglos, cuya única victoria, contra Napoleón, hay que atribuirla a la lucha guerrillera y a la ayuda del ejército inglés, se erige en protagonista decisivo de la vida política española? Marx se responde: para su triunfo en España “los movimientos liberales han dependido constante y exclusivamente de la acción Militar”

Hasta 1844, añado, dada la debilidad de la burguesía revolucionaria con respecto a los detentadores del poder en el Antiguo Régimen, los liberales contaron con una fracción de las fuerzas armadas para regular las instituciones a su conveniencia. Estabilizadas las nuevas bases del sistema hacia 1844, la única batalla ganada por el Ejército-gendarme ha sido contra el pueblo español; en el siglo XIX contra las milicias nacionales o republicanas que trataban de profundizar y generalizar las conquistas revolucionarias al conjunto de la población; en el siglo XX contra el movimiento obrero y campesino. Gracias a su contribución a la causa burguesa, el Ejército recibió el inmenso honor de convertirse en exclusivo portador de los valores nacionales.

Una nación española que se construía mirando al pasado, valorando estúpidamente una sociedad inserta en una guerra permanente; guerras de reconquista y de conquista, dinásticas, imperiales, coloniales, civiles y guerras de clase; todas ellas con sus consabidos héroes guerreros  dispuestos a dar la vida por España y por el botín. Un botín que, a la altura de 1854, representaba casi la mitad del presupuesto del Estado.

Por ese motivo, para el ejército lo importante no ha sido ganar o perder guerras sino hacerlas durables,  creando enemigos ficticios y un clima artificial de enfrentamiento entre buenos y malos españoles que necesitara la vigilancia del ejército-gendarme. Pero no se puede olvidar que de esa vigilancia resultan beneficiadas clases sociales que se benefician de las economías de guerra; es decir, que hacen del botín el elemento axial de la política económica. Todo les está permitido a los vencedores; a los señores jurisdiccionales del Antiguo Régimen y a una burguesía que ha acumulado capital de guerra en guerra y que ha configurado una modalidad de capitalismo impune tras la rendición del enemigo, basado en la búsqueda de rentas, la corrupción masiva, las puertas giratorias, los contratos públicos amañados, las cláusulas piratas de los contratos hechas leyes, el fraude o la evasión fiscal, etc. etc.

Marx, por supuesto, no podía llegar tan lejos pero nos adelanta algunas pistas al respecto ofreciendo el perfil de los héroes y villanos de la “revolución” de 1854, los generales Espartero, O´Donnell, Dulce, Narváez, etc.,  personas sin convicciones políticas sólidas, cobardes que mandan al combate a sus soldados mientras ya tienen preparada la huida por si su alzamiento fracasa, gente extraordinariamente cruel que está dispuesta a arrasar una ciudad o un país con todos sus habitantes si lo consideran necesario. Gente vendida al mejor postor –Espartero al gobierno británico; Narváez al francés- e interesada solo por su bienestar personal: Espartero terrateniente en La Rioja; O´Donnell y Dulce se pronuncian en 1854 para evitar la abolición de la esclavitud en Cuba donde tenían  importantes negocios. Cualquier parecido con dictadores posteriores no es mera coincidencia.

Una segunda cuestión, aunque no en importancia, de las que Marx se ocupa es, en términos de hoy, del “encaje territorial de España”. Marx resume ese problema con una de sus más célebres frases respecto a este país:

“España es un conglomerado de Repúblicas con un soberano nominal al frente”

Marx obtiene esta conclusión analizando la historia de España y, en concreto, la guerra de la Independencia. Napoleón creía que se haría dueño de España porque el Estado español estaba moribundo, y así era, pero se encontró que el pueblo y las ciudades estaban vivos. Se encontró con que, una tras otra, las juntas locales, en ausencia de Estado, le declaraban la guerra. Marx queda fascinado por un movimiento que no tiene parangón en toda Europa y que se reproduce en cada salto revolucionario: en 1820, en 1836 y ahora en 1854. A lo que Marx estaba asistiendo era a un combate, armas en mano, entre dos forma de construir la nación: la de los cruzados –mitad monjes mitad soldados- encabezada por un ejército profesional que llegaría a autodefinirse como “nacional” y la nación de los ciudadanos representada por las milicias locales progresistas, democráticas, republicanas o federales.

Lo que le extrañaba a Marx era que,  después varios siglos de monarquías absolutas en España, el poder municipal fuese tan fuerte y el Estado y la nación-cruzada tan débiles y tan contestados. La pregunta podría ser formulada hoy siglo y  medio siglo después; ¿por qué tras cuarenta años de totalitarismo franquista, el problema territorial antes definido por la pugna centralismo-localismo sigue vigente como una pugna entre el nacionalismo españolista y los nacionalismos periféricos?

Para responder a esto Marx plantea dos hipótesis. La primera incide sobre la connivencia entre las élites nacionales y las élites locales en torno a lo que he llamado el capitalismo-botín.

“El despotismo no ataca al autogobierno municipal cuando éste sirve directamente a sus intereses;  permite muy gustosamente a estas instituciones continuar su vida mientras dispensen a sus delicados hombros de la fatiga de cualquier carga y le ahorren la molestia de la administración regular”. 

¿Qué había interesado históricamente a los monarcas españoles? Que el municipio liberara de las tareas administrativas a los monarcas, encargándose de la recaudación fiscal, del orden público, de la beneficencia, etc., dejando a la monarquía la única tarea que le interesaba: los asuntos exteriores y  la guerra. Claro que  esa contribución de los municipios a la causa guerrera no fue gratuita; las elites locales obtuvieron su parte en el botín de guerra haciendo de la gestión de los asuntos estatales una vía de acceso a la propiedad y a la prevaricación. No es extraño, por tanto, que el movimiento republicano y libertario español del siglo XIX tuvieran al poder oligárquico local y no al débil Estado como el primero de sus adversarios y al municipalismo federalista como objetivo.

La segunda hipótesis es aún más reveladora. Dice Marx:

“Así la vida local de España, la independencia de sus regiones y municipios, la diversidad del estado de la sociedad, (son) fenómenos basados originariamente en la configuración física (geográfica) del país y  a la diversidad de los modos cómo las distintas regiones se emanciparon de la dominación mora para formar pequeñas entidades independientes”

Marx retrotrae los particularismos españoles (la invertebración que decía Ortega y Gasset) a la reconquista,  a la manera en que cada región se emancipó de los musulmanes. Marx no desarrolla esta idea pero podría haberlo hecho así: No fue la misma “reconquista” la que se produjo en el tercio norte protagonizada autónomamente por los pueblos que colonizaron los valles del Duero y del Ebro y dieron lugar a sociedades más igualitarias que la “reconquista” que se produjo en la mitad sur y, especialmente, en Andalucía, que fue realizada por los monarcas del norte, por señores jurisdiccionales a sus servicios. Esas dos formas de colonización darían lugar con el tiempo a la “diversidad de modos” que dice Marx, de modos de producción, a la diversidad de capitalismos.

No entenderemos la historia de España ni tampoco el momento actual sin tener en cuenta que antes de ser un Estado plurinacional (todas las naciones son una invención interesada) España ha sido y es un Estado pluricapitalista que ha vivido momentos de concierto y momentos de conflictos agudos como el actual. En este orden, la unidad de España es un mito, nunca ha existido, ni siquiera con Franco; ha sido una entente entre elites centrales y periféricas y todas juntas contra el pueblo.

Una tercera cuestión: Marx quedó fascinado por la capacidad revolucionaria del pueblo español; por las guerrillas y las juntas de 1808; las milicias de 1820, 1836, 1840, las que observaba en 1854, y las que tendrían lugar entre 1868-1873 y que describiría Engels. Sin embargo, se da cuenta de que el pueblo nunca alcanza lo que quiere; se cree que derribando gobiernos tiránicos lo que tenga que venir ya es necesariamente distinto, carece de líderes propios y confía la nueva gobernanza a aquellos que se presentan como “revolucionarios” pero que son los herederos de las viejas clases dirigentes.

Eso había ocurrido en 1808, cuando las juntas locales elegidas por el pueblo fueron  dirigidas por clérigos, militares o por los antiguos gobernantes que temen que el giro revolucionario les arrastre. Estaba ocurriendo también en 1854, cuando ganada la lucha contra el gobierno conservador, el pueblo vitorea a su líder: el general Espartero.

Ese lapsus por parte de los revolucionarios se ha manifestado repetidamente en los textos constitucionales. Constituciones que recogían indudables avances en torno a las  aspiraciones populares pero también artículos que recogían los intereses de los grupos dominantes. Las hemos llamado constituciones “de consenso”, pero eran en realidad  constituciones “híbridas”, un solapamiento de principios antitéticos cuya resultante final dependerá de la correlación de las fuerzas futuras. Así Marx opina de la constitución de 1812, de La Pepa.

“Pueden señalarse en la Constitución de 1812 inconfundibles síntomas de un compromiso concluido entre las ideas liberales del siglo XVIII y las oscuras tradiciones teocráticas”. 

Ni que decir tiene que las constituciones españolas que no incluían los privilegios de las “oscuras tradiciones”, como la de 1856 a cuyo parto estaba asistiendo Marx, la de 1873 o la de 1932, o  no nacieron o fueron abolidas por golpes militares: el de O´Donnell en 1856, el de Pavía en 1873 o el de Franco en 1936.

La Constitución de 1978 fue también una constitución híbrida. España se convirtió en un Estado democrático, social  y de derecho pero, en paralelo, consagró como “instituciones especiales” a la monarquía, a la iglesia y al Ejército; es decir, a las mismas instituciones que han construido el Estado y la nación española desde la Edad Media; al monarca se le permite hacer negocios con la guerra, con la iglesia se conciertan escuelas y hospitales mientras al ejército y a la industria de la guerra se le conceden miles de millones y la salvaguarda de la unidad de España.

La constitución de 1878 instauró el Estado de las Autonomías como fórmula para conseguir el encaje territorial de las regiones o, lo que es lo mismo, para que los distintos capitalismos españoles tuvieran en las competencias autonómicas los mecanismos institucionales para consolidar sus “modos” que decía Marx de acumular capital. El 4 de diciembre de 1977 el pueblo andaluz demostró que era un verso libre que no quería que  Andalucía siguiera siendo el mercado colonizado que la había conducido al subdesarrollo. El pueblo confió al PSOE el liderazgo de una nueva época para que cambiara las cosas, pero no lo ha hecho. Si acaso, ha conseguido que el partido y una parte del pueblo andaluz hayan sido recompensados por su sumisión al modelo de 1978. El resultado es que Andalucía sigue ocupando hoy como en 1978 los últimos lugares en aquellas variables que miden el progreso y el bienestar y el primero en los que miden las deficiencias.

Al referirse a todas las revoluciones fallidas que he mencionado, Marx escribió:

“Al proclamarse la Constitución (de 1812) fue recibida por entusiasta alegría pues en general las masas esperaban la súbita desaparición de sus sufrimientos sociales por el mero cambio de gobierno. Cuando descubrieron que la Constitución no poseía tales poderes milagrosos, las exageradas esperanzas con que fue saludada se trocaron en decepción, y en esos apasionados pueblos meridionales no hay más que un paso de la decepción a la cólera”. 

Eso ha pasado en las elecciones del 2-D, pero la cólera es siempre ciega o conducida por quienes están interesados en promoverla para fines reaccionarios y dirigirla contra los que cuestionan la legitimidad del capitalismo como botín. En una situación parecida a esta, Ortega y Gasset reconocía su impotencia intelectual cuando decía: “no sabemos lo que nos pasa y eso es precisamente lo que nos pasa”. Marx, por el contrario, sí sabía lo que nos pasaba porque aprendió mucho de la historia.



Por Carlos ARENAS POSADAS
(Texto de la conferencia que iba a pronunciar en la Universidad de Sevilla el día 12 de diciembre de 2018 en un acto conmemorativo del 200 aniversario del nacimiento de Karl Marx, suspendido por el rectorado)
https://encampoabierto.com/2018/12/13/karl-marx-sobre-espana-1854-1856/        



HERMANO YUSSUF


Más de 48.000 personas llegan en patera a las costas andaluzas y triplican las cifras de 2017...detrás de ese titular hay 48.000 historias, 48.000 esperanzas, 48.000 vidas en definitiva. Y muchas miles más, incontables, que quedaron sesgadas por el camino o ahogadas en la gran fosa común llamada Mar Mediterráneo. Cada una de esas personas tiene nombres y apellidos, familia y un corazón que late al mismo ritmo que el nuestro.. pero tienen algo más: mucho miedo, miedo a no llegar, miedo a ser rechazados, miedo a no poder sobrevivir, miedo a no poder pagar el peaje exigido por las mafias, miedo a ser expulsados y caer en manos de la desesperanza o de las propias mafias que les vendieron un futuro desvanecido…

Hay que tener presente que nacer en un lugar u otro es una cuestión totalmente aleatoria y que todos tenemos la responsabilidad de construir un mundo mejor, empezando por cuidar el planeta donde habitamos, pues sin ese hábitat imprescindible para el ser humano, en breve estaremos en peligro de extinción...pero a la vez es ineludible que nos proclamemos ciudadanos del mundo y exijamos una justa redistribución de los recursos y de la riqueza. En caso contrario, estamos abocados a un incremento insostenible de la desigualdad social; no podemos permitir que el mercantilismo salvaje juegue al ajedrez con nuestro futuro.

La presión migratoria se ha agudizado en nuestro país y concretamente en Andalucía por las políticas xenófobas aplicadas por Italia, donde el Vicepresidente y Ministro del Interior Mateo Salvini, sin pudor alguno, blinda los puertos italianos y arenga a las masas atenazadas por la resaca de la crisis económica vivida en los últimos años. El mediterráneo amuralla las vías marítimas de entrada en Europa . Los discursos y las políticas anti-inmigración han aupado a Donald Trump a la Casa Blanca y a Jair Bolsonaro a la presidencia de Brasil.Y esas políticas neofascistas han cruzado el Atlántico y se instalan progresivamente en Europa, donde Jean Marie Le Pen abonó convenientemente el terreno antieuropísta, patriótico, xenófobo y excluyente. Y aquí toma la alternativa Vox con los mismos mensajes populistas, proponiendo soluciones tajantes a fenómenos complejos como la inmigración. Es indignante que en zonas como Almería, concretamente El Ejido, se haya apoyado de una forma significativa esta opción, cuando han sido justamente los inmigrantes quienes han levantado con su trabajo, precario y poco saludable, esa zona desértica. Se ha generado riqueza, se ha repoblado un territorio condenado al más feroz abandono. 

No es inteligente abominar de nuestros hermanos del sur o de allende los mares pues, desempeñando trabajos que muchos de nosotros no queríamos y en condiciones inhumanas en muchas ocasiones, han contribuido a nuestro desarrollo. ¿O conocemos a muchos españoles que estén dispuestos a dormir encerrados a riesgo de morir en un incendio como en Rus (Jaén) hace dos años? ¿Conocemos a muchas personas oriundas del terreno que cuiden a nuestros mayores y dependientes durante 24 horas sin desfallecer y cobrando 600 euros la que más, sin seguridad social ni derecho alguno? La culpa de la desigualdad y de la pobreza nunca es del débil, del pobre, del trabajador…

La responsabilidad es del sistema que tiende torticeramente a enriquecer cada vez más a los amancios, ortegas y compañía, a los que consideramos nobles porque regalan scanner a los hospitales, pero no pagan impuestos aquí para que se reformen y equipen las infraestructuras sanitarias con dinero público, y deslocalizan sus empresas para explotar vilmente a los trabajadores en otros países donde la protección social brilla por su ausencia...Y es que mientras la doble moral impere, la brecha social se incrementará…

Europa es responsable, desde la época del colonialismo, del empobrecimiento de Africa, por tanto, es necesario que impulse políticas de desarrollo reales que permitan la sostenibilidad ecológica y económica de los países esquilmados...La opción debe ser invertir, no cerrar las fronteras…

Mientras tanto, hermano Yussuf, nunca serás mi enemigo…


Encarna Páez 
Alcaldesa de  de Villanueva de Tapia
 http://malagactualidad.es/opinion.html








Frente al odio, esperanza

Flamencos sobrevolando Doñana. Foto: Héctor Garrido

Hoy, después de saber el resultado de las elecciones autonómicas andaluzas hay mucha gente en shock. Y para salir de ese estado es necesario contar con claves de interpretación que a nuestro entender no se están dando. Es momento de pararse a reflexionar, tanto la sociedad civil, organizada o no organizada, como las organizaciones políticas, para entender bien el mensaje de las urnas y dar una respuesta adecuada. Andalucía ha servido de prueba piloto de la campaña que prepara el populismo ultraconservador y xenófobo en Europa, de la mano del asesor de Donald Trump, Steve Bannon, que ha diseñado la campaña y el discurso de VOX, y que cuenta con recursos necesarios y el relato propicio, para asaltar el parlamento europeo constituyendo un poderoso grupo parlamentario.

En Andalucía se da la circunstancia de que hemos tenido 40 años de un gobierno incapaz de reducir la desigualdad y la pobreza, que amenaza al 46% de la población, situación fronteriza, cultura cortijera y caciquil persistente. Estamos a la cola de una Europa que ha impuesto la precariedad laboral y el miedo al futuro, sin voluntad de emprender una agenda social que dé respuesta a las demandas sociales.  Este es el caldo de cultivo favorable al populismo ultraconservador y xenófobo que ha llevado a la presidencia a Trump, canalizando la justa indignación de aquellos dejados en la cuneta por el «sistema establecido». Saben que hay una base social propicia en todo el mundo y encuentran sus votantes en los barrios olvidados, en los municipios fronterizos, allí donde el paro o la emigración es el único horizonte y allí dónde son más visibles los nuevos chivos expiatorios, las personas migrantes.

Pero hay un elemento aún más determinante de esta ofensiva y que pasa aún más desapercibido. La amenaza de colapso económico por falta de recursos energéticos y materiales, la pugna por el espacio vital de Estados Unidos y de Europa, por lograr asegurarse, usando todos los medios disponibles, incluida la guerra, el abastecimiento de unos yacimientos menguantes de petróleo y gas, de minerales raros imprescindibles para mantener la sociedad de la información y que están en el corazón de África, por asegurarse el suministro de fosfatos para la agricultura, etc. Y para ese escenario es muy funcional, como lo fue en los años 30, el auge de ideologías autoritarias capaces de generar sentimiento de unidad en torno a símbolos patrios y señalando a unos enemigos que nos invaden y amenazan nuestra cultura cristiana con sus mezquitas y sus velos. El discurso del odio, autodestructor, es funcional para un capitalismo que ha superado los límites del planeta y que es incapaz de emprender la vía de la cooperación y la fraternidad para asegurar un buen vivir universal dentro de los límites planetarios.

Pero no podemos resignarnos. Frente a la política del odio, solo se puede contraponer la esperanza bien fundamentada en que otro mundo es posible si estamos dispuestos a pararnos a pensar y cambiar nuestra forma de actuar partiendo de una premisa sencilla sobre la que cimentar un amplio consenso social: no tenemos planeta B y ni la vía del sálvese quien pueda, ni la del odio que lleva a la guerra por los recursos son la solución. Para ello es necesario volver a poner en el centro los mejores valores humanísticos tanto religiosos como laicos que ha construido la humanidad, unir la voz de los científicos hijos de la ilustración con la de los líderes éticos del mundo.

El odio no se apaga ni con más odio ni con más fuerza. Pero el amor y la bondad son radicales y revolucionarios. Esto lo comprendieron muy bien los primeros cristianos que opusieron a la brutalidad de Roma el amor. Y los revolucionarios franceses cuando proclamaron la fraternidad como una de las divisas del mundo nuevo que querían alumbrar. Aunque la burguesía se apropió de la libertad a secas. Y el socialismo olvidó la fraternidad. Esta última, la fraternidad, es la bandera a levantar y reivindicar. Donde todas las personas caben sin exclusión y todas las aportaciones suman. No hay barrera más dura de atravesar, a pesar de su aparente fragilidad que la del amor y la fraternidad.

Ésta es la semilla que hay que plantar y hacer germinar en esta sociedad nuestra desesperanzada. Una semilla que ha de ser regada con la ilusión. Porque sin ilusión y sin esperanza la democracia se marchita, como estamos viendo en estos tiempos de los Trump, Le Pen Salvini, Bosonaro. Es necesario que hablemos sin tapujos de lo que está ocurriendo social y ambientalmente, a la vez que transmitimos ilusión y esperanza. Sí. Hemos de repetir este mensaje una y otra vez.

En estos tiempos en que parece que puede soplar, otra vez, el huracán de la historia, ni el humanismo ni la solidaridad quizás sean suficientes. Quizás sean necesarias invocaciones más poderosas. Y no hay nada más poderoso que el amor, que políticamente se traduce como fraternidad. Esta forma de política no impide ni la contundencia de la palabra, ni la acción civil no violenta de la sociedad, ante los retos climáticos y ecológicos que tenemos que afrontar y la inoperancia y dejadez de los políticos actuales, que han corrompido y pervertido el noble arte de la política y con su actitud están comprometiendo la supervivencia de muchas personas. Por ello hemos de (re)construir la situación desde todos los ámbitos.

Para ello tenemos que volver a ordenar nuestra escala de valores y repensar cómo nos movemos, alimentamos, producimos y consumimos nuestra energía y todos los bienes necesarios para asegurarnos un buen vivir en equilibrio con la naturaleza. La buena noticia es que Andalucía tiene una gran riqueza agrícola, sol y viento de sobra, una rica tradición rural con valiosos saberes ancestrales junto con universidades con grupos e institutos de investigación punteros. Es posible vivir mejor consumiendo menos energía y menos recursos. Sólo necesitamos activarnos en torno un proyecto común de esperanza. Desde lo pequeño, desde lo cotidiano. Desde lo hermoso. Tenemos que desplazar las cosas medio palmo. Medio palmo de profundidad para que todo sea diferente. Eso es una revolución. Esa es nuestra tarea hoy.


Esteban de Manuel-Coportavoz de Equo Sevilla
Francisco Soler-Coportavoz de Equo Andalucía  
https://www.eldiario.es/andalucia/enabierto/Andalucia-Frente-odio-esperanza_6_843125724.html 

CUESTIÓN DE QUÍMICA

El verdadero amor no te destruye

Esa noche llueve a mares, a cántaros y Julietta está ahí, enfrente de la casa e imagina todo lo que se desarrolla dentro. Ha salido precipitadamente, siguiendo ese impulso irrefrenable que la lleva siempre hasta aquella casa y solo ha cogido un paraguas pequeño y una gabardina ligera. Esta ahí, en la calle, calada hasta los huesos. Las lágrimas corren a borbotones por su rostro, sin piedad, sin contención. Piensa que sus lágrimas hacen charcos en la acera y se unen a la lluvia del asfalto.

Mira las luces de la cocina, del salón, todo está encendido, seguramente también la chimenea. Imagina al que fue su amante cocinando para sus niños y sentados en la mesa conversando, mientras suena una música suave y cálida en el fondo del salón. Pero ella ya no está ahí, está fuera, expulsada, fuera de ese infierno y de ese paraíso.

Hubo un tiempo en que cuando él llegaba del trabajo, se encontraba todo preparado, los niños alegres y las flores encima de la mesa. Julietta improvisaba jarrones y centros florales deliciosos e intentaba rodearlo todo de un gusto refinado y exquisito. El tocaba sus labios ligeramente, con un toque apenas perceptible, para después besarla y aquel gesto, solo aquel gesto, era capaz de cambiar toda la química de su cuerpo.

Pero muchas veces él protestaba porque la comida no era lo suficientemente buena, o porque los niños estaban viendo la TV, o encontraba cualquier excusa para empezar una discusión absurda en medio de la cena, mientras consumía una botella de vino hasta volverse violento y tosco. Entonces perdía sus modales elegantes, su mirada se volvía severa y daba golpes encima de la mesa. Los niños se precipitaban a sus habitaciones aterrorizados y Julietta les seguía llorando, en silencio. Aquel príncipe ruso que quiso casarse con ella a la semana de haberla conocido, le recordaba irremediablemente a su padre, inteligente, culto, borracho y loco.

Ese día Julietta había vuelto a la ciudad después un mes de viaje. Se había esmerado en la preparación de la cena, cuidando hasta el más ínfimo detalle, el mantel, la cristalería, los platos. Comían y charlaban con los niños. Uno de los niños, el pequeño Nico, veía como su padre bebía más que de costumbre y de una forma ingenua, con su vocecita cantarina, con esa mezcla infantil de seducción y zalamería, dijo:

  • Papa se va a convertir en un alcohólico!
  • El padre, frío e imperturbable le respondió: Nico, ¡ya soy un alcohólico!

Acto seguido se volvió hacia ella y la miró fijamente :

  • Esto se tiene que acabar, ¡no podemos seguir siendo amantes!
Solo podemos ser amigos; pero no quiero renunciar a tu sonrisa.

Los niños estaban tan atónitos como ella. Julietta observaba como retenían la respiración para intentar pasar inadvertidos y había en sus caritas el mismo pánico que ella sentía cuando era una niña, frente al enfado de su padre. Y al igual que entonces, no sabía que decir, ni cómo comportarse. Un tremendo
dolor le apretaba la garganta y volvieron esas ganas de vomitar que sentía de niña. De repente se había vuelto invisible y pequeñita.

Se levantó lentamente, apenas si podía cargar con el peso de su bolso y su chaqueta. Cerró la puerta tras ella, mientras él no hacía el más mínimo gesto para retenerla.

Al día siguiente le dolía la cabeza, el corazón, las vísceras. Quería creer que todo eso no había pasado, que se trataba de un mal sueño y le llamó por teléfono. Nadie respondía. Pasó por su casa y no contestaban. Siguió llamándole intermitentemente durante varios días y nadie descolgó el teléfono. Los niños debían de tener órdenes muy precisas.

Un día pasó cerca de su casa y casualmente vio como él se reunía con una muchacha bonita a la que abrazaba cariñosamente. A partir de ese momento no pudo retener nada en el estómago, vomitaba todo lo que comía. No pudo viajar, ni salir a restaurantes, ni verse con amigos sin ir varias veces a los lavabos donde expulsaba toda su tristeza. Entraba en las iglesias y allí pasaba largas horas llorando. Finalmente un día, cogió una curva peligrosa y se estrelló con su coche. Esa noticia salió en todos los periódicos de la pequeña ciudad donde vivían. Seguro que él lo supo a través de amigos; pero en el hospital no recibió ni una llamada, ni a flor, ni una señal de amistad o resquicio de su amor.

Ahora está ahí fuera, bajo la lluvia. Ha leído en algún sitio que el amor “no es solo una cuestión de química” y siente tristeza por ella y por ese hombre cuya química le producía tanto placer para después transportarla hasta el infierno. No puede creer que le haya perseguido tanto, que haya buscado su amor tan desesperadamente como buscó el de su padre. Solo quiere olvidarle, quiere aprender otra forma de amar, que no la humille ni la destruya.

Bajo esa intensa lluvia, bajo ese chubasco suyo de desgracia que destiñe todo lo que queda de su espíritu, le viene a la mente un poema de una amiga que, sin saberlo, parecía hecho a su medida:

“…Quiero olvidarte, sabes,
quiero olvidarme de ti,
de tu olor a tabaco,
que me da tos
y no me importa…

Quiero olvidarme
de que te he querido tanto
y sin medida
y eso no voy
a perdonármelo en la vida”.



Y vuelve a ser una mujer alegre, rebelde y vulnerable, con un imperceptible aire de tristeza que le revolotea en el rostro y que solo ella conoce. Y vuelve a nadar cada día, cada mañana o cada tarde. Se sumerge en el mar porque el mar, como la vida, es a veces incomprensible e inabarcable. Tal vez porque cuando nada, el agua acaricia suavemente su cuerpo como lo hace un amante que favorece el olvido y borra la culpabilidad.



Carmen Ciudad 

Reclamando el derecho a la Vida Independiente


Aproximación al artículo “Asistencia Personal y otras herramientas para la equidad y el empoderamiento de las mujeres discriminadas por diversidad funcional. Reclamando el derecho a la Vida Independiente”, presentado en el IX Congreso para el estudio de la violencia contra las mujeres.
 
Que las mujeres con diversidad funcional están más expuestas a sufrir violencia de género está fuera de toda duda a estas alturas. Y que esta no se limita a la que puedan recibir por parte de sus parejas o exparejas, es incuestionable.
Ante esta evidencia, un grupo de mujeres pertenecientes al Foro de Vida Independiente y Divertad (FVID) y a la Federación de Vida Independiente (FEVI), sentimos la necesidad de abordar esta dolorosa realidad adentrándonos en las causas y aportando soluciones que, aunque no erradicarán totalmente el riesgo de violencia machista asociado al hecho de ser mujeres, sí pueden minimizar considerablemente el riesgo por motivo de nuestra doble condición - ser mujeres con diversidad funcional- . El trabajo se ha llevado a cabo desde la perspectiva de la filosofía de Vida Independiente, que entre sus principales postulados tiene el control de la propia vida por parte de las personas discriminadas por su diversidad funcional. Se concretó en un artículo, que consideramos oportuno presentar en el Congreso celebrado en Sevilla los días 7 y 8 de Noviembre y que tuve la oportunidad de exponer presencialmente.
Se parte del estudio de trabajos estadísticos de referencia y de amplia normativa relacionada con el asunto. Así, nos remitimos a la Macroencuesta de Violencia Contra la Mujer de 2015, que de forma evidente muestra la superior incidencia de la violencia soportada por las mujeres con diversidad funcional arrojando por ejemplo, entre otros muchos datos reveladores, que las mujeres con diversidad funcional que han sufrido violencia física, sexual o miedo representa un 23% frente al 15% del resto de mujeres.
Por otra parte, el Observatorio Estatal de la Discapacidad (2016) muestra la situación de discriminación de las personas con diversidad funcional. En el caso de las mujeres concluye, por ejemplo, que casi duplica la tasa del resto de la población en cuanto a pobreza extrema y que las mujeres con discapacidad registran el 32,7% en pobreza relativa y el 15% en pobreza severa. En nuestro recorrido por la normativa nos hemos apoyado en la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad que dice en su art. 19 que las personas tienen derecho a elegir dónde, cómo y con quién vivir, reconociendo el derecho a la Vida Independiente y la Asistencia Personal como servicio al que se debe de poder acceder, para disfrutar de la vida independiente. La Asistencia Personal es una demostrada eficaz herramienta para que las personas con diversidad funcional puedan vivir en igualdad de condiciones, incluidas en la comunidad y con arreglo a su propio proyecto vital. Para que resulte realmente empoderadora, es preciso que sea la propia persona, o en su caso una persona de apoyo en la toma de decisiones, la que elija y contrate a la persona asistente personal, según sus preferencias. Además debe ser la necesaria y suficiente, no limitándose a unas pocas horas asignadas por las administraciones o instituciones gestoras, sino todas las horas que la persona precise para poder desarrollar su día a día. Hacemos
hincapié en la relevancia que tiene de cara a la prevención de violencia y abusos, especialmente en las niñas y mujeres con diversidad funcional.
La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Sobre el derecho a vivir de forma independiente y a ser incluidas en la comunidad. Asamblea General diciembre del 2014 y el Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en la Observación General n.5 (2017) sobre el derecho a vivir de forma independiente y a ser incluido en la comunidad, inciden en la gran relevancia que tiene el artículo 19 de la Convención. Señala el Comité que este artículo es un ejemplo de la indivisibilidad de todos los Derechos Humanos, relacionándolo con el artículo 29 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y menciona algunas barreras para su aplicación, como son la falta de asignaciones presupuestarias o la falta de planes de desinstitucionalización de las personas con diversidad funcional. Indica que los Estados Partes deben modificar las leyes que obstaculizan el ejercicio de los derechos consagrados en el artículo 19.
Por otro lado, la Constitución española, en distintos artículos (9.2, 10.1, 10.2, 14, 17, 19, 25.3) protege la libertad de movimiento, de residencia, la dignidad inherente a las personas, la no discriminación y el cumplimiento de los tratados internacionales.
En nuestro periplo nos hemos detenido en la Ley 39/2006 de 14 de Diciembre de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas con Situación de Dependencia y podemos afirmar, como se viene diciendo desde el Movimiento de Vida Independiente en España, que la Ley no permite el ejercicio del derecho a la Vida Independiente por sus numerosas restricciones (sólo para la educación y el trabajo, y sólo para personas con diversidad física, mayores de edad, con copago, y permite la contratación sólo a través de empresa o como autónomas/os) y por lo exiguo de la prestación (715€ en los casos de prestación máxima en contraste con los 2.479,5€ mensuales descontando el 20% a cargo del usuario en el ámbito del SAAD, en Andalucía). Se establecen deducciones en función de los ingresos: sólo para menos de un IPREM se concede el 100% de la prestación. Distintas experiencias sobre Asistencia Personal que se están llevando a cabo en varios puntos del estado, evidencian los beneficios de esta herramienta. Tal es el caso del proyecto piloto gestionado por VIAndalucía, evaluado externamente y que muestra un retorno económico y social de la inversión inicial de 3,62 euros por 1 euro invertido.
En el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, en el que tuvimos oportunidad de hacer aportaciones, por primera vez se reconoce a las mujeres con diversidad funcional el derecho a los recursos preventivos de la violencia. Este reconocimiento, favorece la equidad entre mujeres, contribuye al reconocimiento dentro del colectivo al que de forma natural pertenecen, compartiendo experiencias, apoyos y ayuda entre iguales. Se centra en aspectos como el acceso a información adaptada, protocolos como para el resto de mujeres o implementar la Asistencia Personal necesaria como forma de prevención.
Concluimos que:
Es indispensable añadir al protocolo de medidas de urgencia, las necesidades específicas de las mujeres discriminadas por diversidad funcional. Deben incluirse dentro de los recursos del colectivo general de mujeres, y no, excluidas como hasta ahora.
La Asistencia Personal es una importante herramienta de empoderamiento para las mujeres con diversidad funcional. Ayuda a establecer redes, a responsabilizarse de tareas personales, domésticas y comunitarias, posibilitando la participación social, y evita la perversión que la carga de los cuidados origina en las relaciones afectivas y familiares, previniendo la violencia.
Los recursos deben estar adaptados a las necesidades de todas, en inclusión. Son elementos imprescindibles la accesibilidad universal, el diseño para todas, la educación inclusiva y los productos de apoyos.

Coral Hortal Japón
Presidenta de Vida Independiente Andalucía (VIAndalucía)
Miembro del Foro de Vida Independiente y Divertad (FVID)
Consultar articulo completo en:

Revoluciones


"Señores míos, como todos saben, hay diversas modalidades de Estado. Los estados sociales, los corporativos y el estado al que hemos llegado” 

 Fernando José Salgueiro Maia, capitán de Abril.


Hace 45 años, en 1973, en Atenas, un grupo de estudiantes resistía el asedio del ejército y la policía a la Universidad Politécnica. En la madrugada del 16 al 17 de Noviembre, los tanques irrumpieron en la Universidad causando decenas de muertos. Aparentemente, con esa acción se callaba definitivamente el grito de "Pan, Educación y Libertad" que surgió de las aulas. Sin embargo, no fue más que el principio del fin de la dictadura de los coroneles que gobernó Grecia desde 1967.

Poco después, en Abril de de 1974, los Capitanes de Abril comenzaron la Revolución de los Claveles en Portugal. A diferencia del caso griego, los militares portugueses fueron impulsores del cambio cansados de una guerra colonial. 

De aquellos capitanes portugueses pocos continuaron sus carreras militares pasando más de uno a la vida civil ocupando altos cargos en empresas y administraciones.

Cuarenta años después de los sucesos de Atenas, Petros Márkaris escribió una novela negra con el título de ese grito de guerra: “Pan, Educación y Libertad”. En ella, el autor repasa qué fue de aquellos estudiantes que no dudaron en arriesgar sus vidas hace 45 años y que hoy ocupan puestos de alta responsabilidad en el gobierno y las grandes empresas.

Aunque la revuelta de la Universidad Politécnica de Atenas se enmarcó dentro de la guerra fría y tiene una raíz profunda en el final de la guerra mundial, los sucesos portugués y griego tienen enormes paralelismos tanto en sus contextos como, sobre todo, en las consecuencias a medio y largo plazo: los comienzos de anhelos socialistas en su sentido histórico se transformaron por arte de magia en un posibilismo y en una aceptación de la economía de mercado con todas las desigualdades inherentes a la economía capitalista. 

Sospecho que poco o nada cambiaría si nos preguntáramos por el caso español. ¿Dónde dejaron aquellos sueños? ¿ cambiaron la realidad o fue ella la que les arrolló?

A veces uno lee sobre esas pequeñas "traiciones" que se hacen a lo que hasta el momento, parecen principios inamovibles y piensa que esas cosas sólo ocurren en las novelas...

Ya sabemos que no.


Rodolfo Jaime Corrella


¿Qué hay detrás de la prohibición de coches convencionales para 2040?


 El objetivo recientemente enunciado por el Gobierno de España de prohibir la venta de vehículos de combustión interna para el año 2040 no es un "capricho" o una "ocurrencia", sino el resultado de aplicar de manera coherente el programa de lucha contra el cambio climático de la Unión Europea, resumido en el documento "Hoja de ruta hacia una economía hipocarbónica competitiva en 2050" (UE 2011) cuyo objetivo es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en un 80% (sic) respecto del año de referencia 1990, continuado luego en un plan de acción para el transporte que se resume en el "LIBRO BLANCO Hoja de ruta hacia un espacio único europeo de transporte: por una política de transportes competitiva y sostenible" publicado el año siguiente.

En el primer documento se fijan los objetivos de ahorro de emisiones de GEI (medidos en equivalentes de CO2) por sectores económicos, que se resumen en la tabla siguiente:


 Se ve claramente como, mientras que para los demás sectores económicos se preveía un descenso continuado en la emisiones de CO2 equivalente entre 1990 y 2050, hasta alcanzar los objetivos previstos, para el sector transporte se preveía un ascenso de hasta un 30% sobre 1990 (para el año 2005), de modo que el descenso de entre un 54% y 67% con respecto a 1990 se debía producir entre 2005 y 2050. La realidad no ha hecho sino confirmar estas previsiones, como se ve en el gráfico que adjunto, en el que se resume la evolución de las emisiones de GEI en el global de la UE, en el sector transporte y en el resto de los sectores en unidades arbitrarias (1990=100).

Si tenemos en cuenta que buena parte del descenso de emisiones en el sector transporte desde 2008 puede atribuirse a la propia crisis económica, concluiremos que, como se dice vulgarmente, en el sector transporte prácticamente "queda todo por hacer" de cara a cumplir los objetivos de reducción de emisiones respecto de 1990.

Lo que no parece fácil, ya que según se dice en el mencionado LIBRO BLANCO (p. 6) "La opción de restringir la movilidad no se plantea.", es decir que todo ello debe hacerse sin reducir la movilidad (sic).

Y ¿Cuales son las recetas para conseguirlo? Si nos vamos al mencionado LIBRO BLANCO, veremos que, en lo que respecta al sector del automóvil, los objetivos son (p. 10) "Reducir a la mitad el uso de automóviles de «propulsión convencional» en el transporte urbano para 2030 y eliminarlos progresivamente en las ciudades para 2050" así que lo que el Gobierno de España pretende hacer no es ni mas ni menos que aplicar las políticas definidas en LIBRO BLANCO sobre el transporte ya mencionado. Algo que, por otra parte, planean hacer también los gobiernos de las principales naciones europeas, como Inglaterra, Francia, Alemania, Holanda...

Por otro lado, si lo que se pretende es reducir a la mitad primero y eliminar después los automóviles de "propulsión convencional" en un escenario en el que no se plantea "restringir la movilidad", ello solo puede hacerse sustituyendo los automóviles "de propulsión convencional" por otros de similares prestaciones pero de propulsión "no convencional". Lo que nos lleva directamente al coche eléctrico como alternativa al coche "convencional" dadas las dudas crecientes en cuanto a sostenibilidad energética y social que genera la otra alternativa: los biocombustibles.

Pero como he demostrado AQUI y en otras entradas anteriores que se citan en aquella, la capacidad de la tecnología eléctrica para sustituir de un modo masivo al automóvil convencional por otro de prestaciones similares, pero de propulsión eléctrica, no está nada clara. Y ello no por razones puramente tecnológicas, sino por restricciones físicas que tienen que ver con la muy distinta naturaleza de la electricidad y del petróleo como vectores energéticos.

De ser ello así, el objetivo de sustituir la actual flota de automóviles convencionales por otra flota equivalente de automóviles eléctricos de similares prestaciones sería algo así como una imposible "cuadratura del círculo", de modo que habrá que elegir entre cumplir el objetivo de reducción de emisiones de aquí a 2050 mediante un cambio en el modelo actual de movilidad que implique una cierta reducción de la misma, o mantener los actuales niveles de movilidad en la UE renunciando en todo o en parte a los objetivos de reducción de emisiones.

En mi opinión este será el debate al que habremos de enfrentarnos en el futuro mas cercano y, para los que optemos por la primera posibilidad, cuanto antes seamos capaces de definir ese nuevo modelo de movilidad, en el que las soluciones urbanísticas que promuevan tanto la reducción de la movilidad forzada como la movilidad activa a pié y en bicicleta habrán de jugar un papel central, mucho mejor. 
 
 
 
 

Una nueva ley de renta garantizada


Cuando se produce una recesión económica, se suele decir que se ha salido del agujero cuando los indicadores macroeconómicos recuperan los niveles previos. No se trata de crecer más o menos, si no de recuperar los niveles de renta disponible. Ni que decir tiene que indicadores como el nivel de contaminación atmosférico o la tasa de vacunación en poblaciones adultas ni se miran. Nos quedamos con la renta disponible y, en ocasiones, la tasa de crecimiento. Sólo los que tienen dinero apostado en productos concretos se fijarán en otros equilibrios de la estructura económica. Lo estamos viendo ahora: salimos de la crisis porque estamos creciendo, la renta disponible es la que había antes de la crisis, y, aunque hay pendiente una burbuja de alquileres y una deuda pública que ronda el 100% del PIB, somos capaces de reducir el déficit público y, por tanto, tarde o temprano, reduciremos esa deuda. Es, a grandes trazos, la explicación que se da de la coyuntura actual.

Queda, por contra, una alfombra bajo la que se esconde la otra cara de la recesión y que tarda bastante más en desaparecer. Hablar de la renta disponible suele ser una vieja trampa estadística que oculta una realidad con la que no siempre es fácil convivir: ni por asomo tenemos igual renta ni iguales oportunidades. En un país como España, decir que hay una renta disponible de 1000€ supone que cerca del 60% se pregunte ¿dónde está la parte que me falta? Y cerca del 30 % se cuestione si no le sobra algún cero. Salir de la crisis, aun manteniendo los mismos criterios de recuperación de renta disponible, se hace a velocidades distintas. Tan distintas entre sectores de la sociedad que, mientras el 1% más rico está manteniendo el ritmo de crecimiento de su renta (en el fondo nunca dejó de crecer); el 1% más pobre sigue notando los recortes. Es difícil ver la persistencia de los recortes si no nos fijamos en que es ese 1% más pobre el que más necesita de los recursos públicos para sobrevivir y que el 1% más rico es el que, hasta el momento, recoge los mayores descuentos fiscales al tiempo que se reduce la diferencia entre ingresos y gastos públicos. 

Siempre hay un pequeño porcentaje de población que, sin estar en riesgo de pobreza, está lo bastante cerca de la misma como para preocuparse. Suelen tener bajos niveles de cualificación, empleo poco estable y en sectores donde hay un uso intensivo del trabajo en comparación con la maquinaria. En cada crisis una parte de este porcentaje cae en la pobreza y en la exclusión social. Algunas de estas personas abandonarán esta circunstancia cuando causen baja en el registro civil, otras, en cambio, estarán fluctuando entre el riesgo y la exclusión directa durante un tiempo y, con suerte, podrán quedarse en el riesgo de exclusión. 

Desde el 2007, año en que se puede entender que comenzó la crisis, las sucesivas reformas laborales han ido orientadas a dos objetivos: reducción del coste salarial y flexibilización del mercado laboral.

El primer objetivo se ha conseguido principalmente por las bonificaciones en las cotizaciones a la seguridad social (un ejemplo puede ser la “tarifa plana” para los nuevos autónomos) y con la posibilidad cada vez más extendida de aplicar cláusulas de descuelgue del convenio colectivo en materia de salarios así como la caducidad de los convenios que fuerza a aceptar nuevas condiciones so pena de acabar cobrando el salario mínimo interprofesional.

El segundo objetivo se ha logrado con una reducción de la indemnización por despido improcedente que pasó de los 45 días por año trabajado con un tope de 12 mensualidades a los 21 días por año trabajado actuales. Menos de la mitad. Esto facilita el relevo generacional en la empresa puesto que la indemnización por despido se abarata y se puede despedir a una trabajadora con años de experiencia para sustituirla con otras a las que no habrá que indemnizar prácticamente. La consecuencia es que nueve de cada 10 contratos de trabajo son de carácter temporal.

Un elemento menor en cuanto a la incidencia en el presupuesto, pero de enorme calado en las relaciones laborales es la congelación de la plantilla de inspectores y subinspectores de trabajo. Tal es así que las inspecciones realizadas de oficio se han convertido en casi quimeras y, en los sectores más desfavorecidos, existe la consciencia de que, a demás, el contrato a media jornada que ronda las 6 horas, por lo menos, cotiza. 

Podría argumentarse que la proliferación de la economía sumergida acredita la necesidad de estas medidas, por cuanto que, si no se hubieran adoptado, se habría disparado el número de horas extra no pagadas, la parte de los salarios no contemplada en la nómina o las personas que estarían trabajando sin contrato.

Este es también el paisaje después de la crisis: precarización del empleo y de los salarios, aumento de la desigualdad y un grupo social más grande de nuevos pobres.

En este paisaje, inferir que una persona que ha disfrutado de 4 Rentas Básicas Extremeñas de Inserción no ha conseguido los objetivos es bastante arriesgado. Es arriesgado si se busca la verdad, puesto que la empleabilidad no mejora con los años de desempleo ni con una edad más próxima a los 50 que a los 40, por mucha formación que se haga y por mucha búsqueda activa de empleo que se realice. Pero, sobre todo, es arriesgada para la unidad familiar de convivencia que puede verse en muy serias dificultades para poder subsistir. En esta tesitura, la concatenación de contratos a tiempo parcial y duración determinada (4 horas los fines de semana que se convierten en 10-12 horas los sábados y otras tantas los domingos); no implican abandonar la pobreza si no estar de lleno en esta nueva categoría de trabajadores pobres que nos deja la crisis en España: el precariado.

Los trabajadores por cuenta propia, además, se encuentran con una dificultad añadida: para poder ejercer una actividad deben declarar a la Seguridad Social unos ingresos que son falsos. En los mercadillos, en las tiendas, en actividades profesionales con establecimiento propio, es obligatorio estar dada de alta en la Seguridad Social en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos y cotizar, por lo menos, como si se estuviera ganando el salario mínimo interprofesional. En más de una ocasión el resultado de la actividad es bastante inferior cuando no se entra en pérdidas.

Desde Mayo de 2014 ha habido tiempo para conocer una enorme cantidad de casos y circunstancias de uno y otro signo: jóvenes estudiantes que quieren emanciparse con cargo a la Renta Básica; personas que han conseguido la Renta Básica y la han compatibilizado con salarios por encima del mínimo interprofesional; incluso algún jefe de servicio podrá contar la historia de una persona que pidió la Renta Básica para poder dedicarse a la música. En la misma categoría podríamos incluir resoluciones desestimatorias por no haber conseguido los objetivos del Plan Individualizado de Inserción antes de que existiera el citado plan, denegaciones por tener estudios superiores o por que la unidad familiar de convivencia era una única persona. Podríamos dedicarnos a discutir cuáles de todos los casos antes citados, y los que habrá, pueden elevarse al nivel de categoría o aceptar que la falta de concreción en las definiciones de la ley vigente hace que la discrecionalidad de la administración se parezca demasiado a la arbitrariedad. Ser pobre es bastante desgracia como para, a mayores, tener que ir demostrando la carencia de recursos en cada trámite. No es que se tenga que enseñar el carné de pobre, es que tienes que sacártelo para cada ayuda que se solicita.

Casi todo lo expuesto está de una u otra forma recogido en la proposición de Ley de Renta Garantizada que se discute actualmente en la Asamblea de Extremadura.

A pesar de que Europa entera no es un continente en el que la movilidad social vertical se prodigue y en el caso concreto de Extremadura a penas se hable de ella, garantizar un suelo donde aterrizar a la población más debilitada es rentable porque es la mejor forma de poder tirar del consumo y la inversión en un tejido como el nuestro y así podemos seguir disfrutando de una baja tasa de conflictividad social.


Rodolfo Jaime Corrella

De martillos, de visiones y de caminos.


Merece la pena releer el Ocaso de los Ídolos o Cómo se Filosofa a Martillazos, donde Nietzsche, en 1.887, propone que filosofar a martillazos no es destrozar ningún ídolo (las construcciones conceptuales que aceptamos como ciertas y esenciales), sino golpear suavemente en su superficie a ver si suena a hueco o, por el contrario rebota un sonido macizo que nos da noticia de que ahí sí hay contenido. También plantea, como método de conocimiento, lo que él llama la inversión de todos los valores, que consiste, no en adoptar los valores contrarios a los imperantes, sino en darles la vuelta a todos ellos (invertirlos), a ver si cae algo de dentro o si, por el contrario, están tan vacíos que no cae nada.
En nuestra sociedad convivimos con algunos ídolos que no estaría mal voltear.
Siguiendo al genial y visionario Toffler (Alvin Toffler, 1970, El shock del futuro, Capítulo VII Organizaciones: la proxima «ad-hocracia»)“...presenciamos la llegada de un nuevo sistema de organización, que desafiará cada vez más y acabará por sustituir a la burocracia. Es la organización del futuro, a la que llamo «Ad-hocracia» (91)...Para poder captar el significado de este extraño vocablo, Ad-hocracia, debemos, ante todo, reconocer que no todas las organizaciones son burocracias. Hay otras maneras alternativas de organizar a la gente (92)...Mientras una sociedad permanece relativamente estable e inmutable, los problemas que presenta al ser humano suelen ser rutinarios y previsibles. En un medio semejante, las organizaciones pueden ser relativamente permanentes. Pero cuando se acelera el cambio surgen ciertos problemas por primera vez, y las formas tradicionales de organización resultan inadecuadas a las nuevas condiciones (98 y 99)”
Tras el martillazo de Toffler creo que estamos en condiciones de decir que las organizaciones necesitan adaptarse a las situaciones sociales cambiantes, que les exigen modelos de gestión más flexibles y participativos.
Estas condiciones no pueden responder al modelo burocrático de gestión imperante en el pasado. La alternativa es avanzar hacia formas de innovación en la gestión de las organizaciones, con estructuras y procesos más flexibles, capaces de adaptarse continuamente a las condiciones cambiantes del ambiente, autoadministradas y más orientadas a las personas.
Con Mintzberg, que nos marca el camino (Mintzberg, 1.979, La estructuración de las organizaciones), podríamos hablar de tres condiciones para empezar a tirar del hilo y mirar hacia un modo de gestión de las organizaciones más flexible e innovador:
Coordinación organizacional por medio de la adaptación mutua: Estructuras horizontales de decisión en la organización en las que los individuos pasan a ser actores colectivos y el foco de interés está más centrado en las personas que en la gestión.
Liderazgos compartidos, transitorios y laterales: autoridad descentralizada de una manera igualitaria entre los que están más cerca de las tareas a llevar a cabo, frente a estructuras de autoridad alejadas y desconectadas por una cadena burocrática de mando.
Procesos organizacionales de inteligencia colectiva: organización abierta a la innovación de una manera informal, ad hoc, discontinua, con sensibilidad hacia el contexto y con su foco fundamental dirigido hacia el aprendizaje.
Nietzsche, Toffler y Mintzberg hace ya tiempo que nos lo vienen diciendo: cada vez más, somos personas adhocráticas, nuestros compromisos son temporales y por proyectos, se tejen y se destejen continuamente con hilos que desdibujan las fronteras de las organizaciones, las instituciones, las empresas, los partidos políticos, las organizaciones sociales, las personas clientes, votantes, usuarias, profesionales, trabajadoras...  en una red de personas que se comunican. El camino está por recorrer y es una inmensa búsqueda de soluciones creativas.


Javier Moreno Ibarra
Acción Politeia


MODELO ENERGÉTICO: TENSIÓN NATURALEZA-PRODUCCIÓN.

Tomado de De Castro, C. (2009) Escenarios de energía-economía mundiales con modelos de dinámica de

sistemas. Tesis doctoral, Universidad de Valladolid.

“Somos estructuralmente ecodependientes, partes subordinadas del sistema biosfera, tenemos que procurar no deteriorar las condiciones de posibilidad de nuestra propia existencia.”
Emilio Santiago Muiño
Rutas sin mapa: horizontes de transición ecosocial

Para David Holmgren (2009), la aparición simultánea del cambio climático y el cénit del suministro mundial del petroleo nos enfrenta a un cambio sin precedentes en la reorganización de nuestra biosfera y de los cimientos de la industria, la economía y la cultura mundiales. 

Holmgren (OpCit) resalta cuatro grandes escenarios energéticos que proporcionan un marco para considerar el amplio espectro de probables futuros, cultural y ecológicamente imaginados, para el próximo siglo o más allá:

• Tecno-Explosión. Este escenario se asocia generalmente con la navegación espacial y la colonización de otros planetas. Para que esto ocurra dependemos de fuentes de energía nuevas, grandes y concentradas que permitan el crecimiento continuo de la riqueza material y del poder humano sobre las limitaciones medio ambientales, al mismo tiempo que crece la población.

• Tecno-Estabilidad. Este escenario supone un paso de un crecimiento material fundado en el agotamiento de la energía a un estado de equilibrio en el consumo de recursos y en la población. Si bien esto claramente implicaría grandes cambios en casi todos los aspectos de la sociedad, se espera que una vez establecidos estos sistemas sostenibles llegaremos a una sociedad en equilibrio dinámico no muy diferente a la actual.

• Descenso Energético. Este escenario implica, de algún modo, una reducción en la actividad económica, la complejidad y las poblaciones, a medida que los combustibles fósiles se vayan agotando. La creciente dependencia de recursos renovables con menor densidad de energía, con el tiempo cambiaría la estructura de la sociedad. Esto indicaría una ruralización de los asentamientos y de la economía, con un movimiento más lento y de menor volumen de energía y recursos, y una disminución progresiva en las poblaciones humanas.

• Colapso. Este escenario sugiere un fracaso completo de todos los sistemas interconectados que mantienen y apoyan la sociedad industrial, en la medida que los combustibles fósiles de alta calidad se van agotando y/o el cambio climático vaya dañando radicalmente los sistemas de soporte ecológico. Involucraría inevitablemente una rápida y pronunciada caída de la población humana y una pérdida de los conocimientos y la infraestructura necesarios para la civilización industrial, si no más graves escenarios, incluida la extinción humana junto con gran parte de la biodiversidad del planeta.

En una línea similar, De Castro (2009) reconoce que a la crisis económica derivada de la crisis financiera se le unen la crisis energética y la crisis alimentaria en un marco de relación entre ellas que viene conformado por la crisis climática. De Castro (Op Cit) propone un análisis de escenarios de futuro, en un esfuerzo por modelar el sistema económico y sus conexiones con la energía y la ecología, para ayudarnos en la toma de decisiones políticas, especialmente en materia de política energética y política medioambiental (mercado de emisiones, impuestos a la energía y/o a las emisiones, etc.).

Para enfrentarse a esta labor, trabaja a partir de cuatro tipos de factores que influyen en la producción y consumo de energía (avance tecnológico; crecimiento económico mundial; medio ambiente, la política, los acuerdos internacionales y el comportamiento social; física y geología de los recursos energéticos) y los combina con visiones más o menos optimistas, según estén centradas en economía, desarrollo o supervivencia. De esta manera se obtiene el siguiente cuadro (tomado de De Castro, 2009): 





 




Si la visión optimista del mundo fuera correcta y se utilizaran unas políticas centradas en la economía, entonces el mundo humano conseguiría un crecimiento económico alto en el futuro. Pero bajo estas mismas políticas, si la visión del mundo escéptica fuera correcta se produciría un desastre económico y si la visión pesimista terminara siendo la correcta, entonces las políticas optimistas conducirían a un colapso de la civilización humana. 

De la misma manera, si se utilizaran unas políticas centradas en el desarrollo, la visión optimista generaría crecimiento económico medio, la escéptica generaría desarrollo humano sostenible y la pesimista provocaría colapso o recesión económica.

Por último, con unas políticas centradas en la supervivencia, la visión optimista generaría recesión económica, la escéptica generaría recesión económica temporal y la pesimista nos llevaría a la supervivencia a través de un cambio civilizatorio.

Finalmente se añade una interpretación subjetiva de la probabilidad que se asigna a cada una de las visiones del mundo, a partir de la que se propone no esperar a la aportación de evidencias científicas abrumadoras (de >90%) sobre las probabilidades subjetivas y basar las decisiones políticas en umbrales bajos (del 10%) de evidencia científica sobre la probabilidad de ocurrencia, dados los riesgos tan elevados que entran en juego. Bajo este “principio de precaución” propuesto por De Castro, la carga de la prueba debería haber sido demostrar, con una probabilidad mayor del 90%, que no existe un Cambio Climático provocado por las actividades humanas y no al revés, como ha ocurrido.

Muiño (2016) es otro de los autores que anuncia, para el siglo XXI, la crisis del capitalismo como patrón civilizatorio. Señala que la actual crisis económica no se puede interpretar como una crisis cíclica del capitalismo, que, una vez resuelta, permitiría seguir con la marcha de nuestro sistema económico con variaciones más o menos significativas. Compara la crisis económica actual con la crisis de 1929, definiendo ésta como una crisis de sobreproducción y marcando la diferencia con la actual crisis al definirla como una crisis de sobreconsumo de los recursos básicos que fomentan nuestro modo de vida. 

A partir de esta premisa, Muiño (OpCit) coincide con Harari (2015) en que las consecuencias de la crisis civilizatoria que vivimos suponen un vuelco de las cosmovisiones, los valores y del modo en que los seres humanos nos relacionamos con nosotros mismos y con la naturaleza. 

Para Muiño el colapso socioecológico ya ha comenzado. El pico de la producción del petróleo ha sido ya sobrepasado en este principio de siglo y cualquier otra alternativa energética de energías fósiles (gas, uranio, carbón…) presenta problemas de agotamiento próximo. Los picos productivos de metales como el hierro, el aluminio o el cobre se esperan para mediados del siglo XXI, la misma suerte cabe esperar para otros metales necesarios para el avance de la innovación tecnológica. A su vez, el cambio climático puede traer alteraciones bruscas en los agrosistemas humanos, aproximarnos al límite de seguridad del uso mundial del agua y generar una pérdida de biodiversidad vertiginosa.

Para diversos autores el problema de las energías renovables, como fuentes energéticas sustitutivas de las energías fósiles, se centra en cuestiones de incompatibilidad con los niveles de consumo de la sociedad industrial actual, dado que las energías renovables no tendrán la intensidad energética que tienen las energías fósiles (Holmgren, OpCit; De Castro, OpCit; Khanna, OpCit). No obstante, las cadenas energéticas de suministro están comenzando a estudiar modelos rentables de gestión de energías variables (que no garantizan un suministro constante, como las energías solar, eólica, geotérmica… en general las fuentes de energía renovables, que están sujetas a variaciones de producción según variables meteorológicas, estacionales, de luz, climáticas…) a través de redes de energía de generación distribuida (plataformas energéticas bidireccionales en las que los clientes usuarios de las redes energéticas pueden poner a disposición de la red de suministro la energía que producen a través de sus dispositivos domésticos) en una suerte de economía colaborativa coordinada entre sistemas, mercados y propietarios de recursos energéticos (Centro para Soluciones de Energía de Deloitte, 2017).

En todo caso, y dada la estrecha correlación entre consumo energético y crecimiento económico, la situación descrita apunta al fin del crecimiento económico e implica el surgimiento de una nueva civilización postcapitalista, que Muiño propone conscientemente construida, marcada por los imperativos morales de pensar en los otros y pensar en el mañana (como los ya mentados deberes planetarios de Brown), en la que la sostenibilidad no es una opción, sino una cuestión de supervivencia. Para llevar a cabo esta labor, se plantea distinguir entre sostenibilidad débil y sostenibilidad fuerte. La sostenibilidad débil procura reducir los efectos del colapso distribuyéndolos a otros lugares y a otros tiempos (incumpliendo los deberes planetarios de Brown y no pensando ni el los otros ni en el mañana). La sostenibilidad fuerte, en cambio, persigue revertirlos o, al menos repararlos.

Tainter (1988) entiende por colapso una reducción acusada en el nivel de complejidad de una sociedad, en apenas unas décadas, con un descenso brusco de la población y un deterioro severo del aparato político. Casal (2016) asume que el colapso no tiene por qué ser un sinónimo de "apocalipsis", sino una mera simplificación rápida de la sociedad a todos los niveles. Muiño (OpCit), siguiendo este mismo rezonamiento, se sitúa en interpretaciones de mayor complejidad, incluyendo posibilidades de colapso más acordes con los escenarios de descenso energético de Holmgren (OpCit) o las visiones pesimistas centradas en la supervivencia y cambio de civilización de De Castro (OpCit). Admite que habrá cambios radicales, pero defiende, al mismo tiempo, que las transiciones civilizatorias se dan siempre en la escala de los siglos y que la esperanza, además de un ejercicio de optimismo, lo es de inteligencia. Para apoyar su posicionamiento busca en la historia y presenta el caso del Imperio Bizantino, representativo de cómo un ente civilizatorio pudo esquivar el colapso por la vía de la simplificación de su complejidad económica y social. Lo que está en juego es si hacemos esa reducción de consumo y complejidad de forma ordenada, de forma caótica, o bien dirigida por unas élites que sólo mirarán su propia supervivencia.

Para Casal (2016), es necesario abandonar el imposible objetivo de la “sostenibilidad” y cambiarlo urgentemente por la construcción de “resiliencia”, es decir, de la capacidad de resistir el gran golpe que se nos viene encima, para intentar minimizar el sufrimiento social. Porque si algo nos traerá claramente el colapso de la industrialización será la vuelta a un modo de vida más local, tanto en lo social como en lo económico, en la cultura, etc. 

Sempere (2014), en un giro que integra los planteamientos de Muiño, De Castro y Casal, plantea esta transición postcapitalista, combinando elementos de resiliencia y de sostenibilidad fuerte, en términos de economía dual: por un lado un sector de producción local ligera (que no requiera consumos significativos de materiales no renovables) y por otro, un sector que pueda mantener una producción pesada (sectores de cierta complejidad técnica y un mayor uso de materiales no renovables, para actividades agropecuarias y minero-metalúrgicas e industriales de gran escala) desarrollada en ámbitos que desbordan lo local. La cuestión primordial sería estudiar en qué condiciones sociopolíticas (técnicas, energéticas, de marco institucional, de transporte, de movilización de capital y para mantener sistemas de educación, investigación, atención sanitaria, protección social, etc.) se puede desarrollar una producción pesada sostenible.


Javier Moreno Ibarra




REFERENCIAS

Brown, E. (1999) Un mundo justo para las futuras generaciones: derecho internacional, patrimonio común y equidad intergeneracional. Mundi Prensa Libros S.A.
Casal, M. (2016) La izquierda ante el colapso de la civilizacion industrial: apuntes para un debate urgente. Editorial La Oveja Roja, Madrid.
Centro para Soluciones de Energía de Deloitte (2017) Gestión de fuentes de energía variable y distribuida: una nueva era para la red. Cuadernos de Energía, nº 51. Deloitte, Garrigues, Club Español de la Energía, Madrid.
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