GUERRA DE BANDERÍAS VERSIÓN SIGLO XXI


Desde los foros sociales mundiales celebrados en 2002 y sucesivos, el neoliberalismo venía librando una batalla ideológica en retirada, ya la fuerza emergente de los movimientos sociales que apuntaban con claridad los fallos y deficiencias del sistema económico y político mundial. Pero la crisis mundial del 2008 supuso el golpe definitivo y el fracaso estrepitoso de las políticas liberalizadoras y privatizadoras que nos dejaros totalmente desarmados ante los desmanes y desregulaciones de los sistemas de control de capitales.
La derecha política y económica, tenía que recomponer su discurso, y se habló de la famosa “refundación del capitalismo” y cosas por el estilo, que con el tiempo se ha visto que sólo eran pantallas para retrasar los nuevos mensajes del poder. El mantra oficial pasó del “fin de la Historia” de Fukuyama, al “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” los recortes salvajes generalizados, y en la UE los “estados derrochones del sur”.
En cada país y estado del entorno occidental, el discurso se intenta adaptar a sus circunstancias locales, y lo que en Alemania justifica los recortes en casa por culpa de Grecia, en España es por imposición de la UE y los derroches de Zapatero que no supo ver la crisis, etc. Todo vale para justificar lo injustificable, y sobre todo para NO dar cuentas del fracaso absoluto del sistema globalizador y neoliberal impuesto a partir de los años 80 y que prometía la felicidad y el capitalismo popular para toda la ciudadanía sumisa.
Pero surge el 15M como explosión ciudadana sin precedentes y el discurso neoliberal sufre una nueva derrota esta vez en lo dialectico, el NO NOS REPRESENTAN, NO SOMOS MERCANCIA EN MANOS DE POLITICOS Y BANQUEROS, y otros muchos lemas que dejan bien claro, junto a las luchas y movilizaciones pegadas a la realidad social en temas como desahucios, estafas bancarias, servicios sociales privatizados, sanidad y educación pública, etc., que el ciclo vital del discurso derechizante neoliberal está en horas bajas.
Las encuestas serias realizadas desde 2011 confirman con pequeños altibajos, que la sanidad y la educación pública, las pensiones públicas, las políticas de viviendas, la recuperación de empresas y servicios públicos privatizados, etc. están en el sentir muy mayoritario de la ciudadanía, y por tanto los discursos emitidos principalmente por la derecha y el PP en particular que nos intentaban convencer de lo BUENO que era privatizar en contraposición a la gestión nefasta desde lo público habían sucumbido a manos de la realidad de la misma crisis y el empuje de nuevos actores sociales y políticos.
Pero la respuesta de las derechas no se podía demorar, porque los que mandan no sueltan las riendas del poder con facilidad, había que buscar nuevos yacimientos discursivos capaces de retrasar los cambios políticos, sociales y económicos que nuestro país tanto necesita y añora la inmensa mayoría. Y como en las novelas de Grandes Hazañas, cuando falla la realidad, se apela a la emoción a lo intangible. Ante la derrota de lo evidente y de la razón, está la bandera de lo sentimental.
Y es ahí donde en coincidencia casi cómplice, desde Madrid y desde Cataluña la clase económica dirigente con sus partidos amigos, los mismos que años antes habían ensayado de forma masiva las privatizaciones y externalizaciones masivas, principalmente en los sectores de asistencia social, educción y sanidad, desempolvan sus banderas de los armarios y atizan el discurso nacionalista excluyente y sentimental. Los mismos que años antes en tiempos de Aznar y Pujol hablaban catalán en la intimidad y compartían el 3% de las comisiones por territorios, ahora coinciden en iniciar la escala de lo identitario y así borrar de un plumazo sus muchas complicidades, y sus muchas prebendas mutuas ideológicas y estratégicas.
Como en toda guerra que se precie, la primera victima es la verdad, y la segunda los llamados EECTOS COLATERALES, es decir, las víctimas inocentes que formamos ese concepto ciudadano de LOS DE ABAJO.
En Cataluña y al calor de las duras medidas de ajuste, un sector muy importante de la ciudadanía enojada asume la posibilidad de acabar con estas políticas y de camino quitarse al corrupto e impresentable gobierno de España de un plumazo, y se sube al carro del Procés, con más ilusión que fundamentos. Y desde Madrid el gobierno alimenta el incendio con desplantes, ofensas, y discursos encendidos que arrastran también a una parte importante de los sectores de clase medía y trabajadora a enfocar en el agravio y el desafío independentista, antes que, en su plato de comida, su pensión o el recibo de la luz.
Y ya está hecho, por arte de magia mediática y a golpe de talonario, hemos convertido el enfado social de la mayoría, en sentimiento abstracto de identidad. Todo por mantener el poder hasta que amainen los vientos de cambio y a ver si la crisis remite con el correr de los días, y el pueblo se olvida de corrupción, hambre, recortes y engaños. Doctores tiene la iglesia y la derechona nunca ha estado falta de mesías, de dineros y de aliados útiles entre los mendicantes.
Ante este panorama espeluznante de rechazo social al discurso neoliberal y sentimiento identitario banderil, que aparenta una contradicción ideológica, pero que no carece de sentido para mucha gente necesitada de sentido de pertenencia en tiempos difíciles, he aquí que la izquierda social y política se encuentra en otra encrucijada histórica.
Por un lado PODEMOS, fuerza emergente que recoge mejor que nadie el espíritu de protesta del 15M, no supo probablemente jugar sus cartas tras las elecciones de Diciembre y posterior de junio del 2017. Un exceso de confianza, ingenuidad y algo de soberbia, impidió la formación de un gobierno para sacar al corrupto PP del gobierno.
Por otro lado el PSOE que se debate en el ser o no ser, y en su política de atrincheramiento antiPODEMOS, que no ha digerido aún la nueva situación de diversidad política del país. Y que espera a que el tiempo y las nuevas elecciones dentro de dos años le sitúen nuevamente en la hegemonía total de la izquierda sociológica.
Y mientras esto ocurre, la gente sufre y la derecha que a la postre es la responsable del discurso fracasado que nos ha llevado a la crisis del 2008, se recompone esta vez bajo el tándem Cs y PP en franca competencia por liderar el discurso más rancio y sentimentaloide de la guerra banderil total. Y la otra derecha catalana representada principalmente por PDyC como reverso de la misma moneda, consume sus últimos días de exilio y rosas agitando también las banderas de la “dignidad pisoteada” como en perfecta coordinación, aparentemente improvisada, intentan mantener a su tropa apegada a lo emocional y sentimental, sin entender que las verdaderas causas de amplios sectores empobrecidos para apoyar el Procés son exclusivamente coyunturales e interesados.
Si quedara una pizca de racionalidad y humanidad en la izquierda española, de forma inmediata se entablaría un acuerdo a la portuguesa para sacar al PP del gobierno, establecer unas políticas de rescate ciudadano, y de regeneración social y democrática que situaran el discurso de lo social por encima del discurso de lo identitario y de la guerra entre comunidades. El PP fuera del gobierno tendría que responder de sus corruptelas, y sin el tejemaneje de jueces y fiscales ejecutada desde el poder institucional, lo que terminaría en el estallido de una guerra fratricida en su seno, y en una guerra de delaciones y un “sálvese quien pueda” entre los odios y rencillas agazapadas en estos momentos.
No valen justificaciones sobre quien apoyaría o no esa Moción de Censura, porque el PP en mil ocasiones se ha apoyado en grupos nacionalistas e independentistas para sacar sus leyes, sus presupuestos y sus programas, léase el ultimo PGE del pasado año con el PNV. Máxime cuando los grupos catalanes están dispuestos a apoyar la salida del PP a cambio de nada, y todos sabemos que el Procés a embarrancado definitivamente para muchos años al menos.
Superar los debates identitarios nacionales es condición indispensable para salir del bache, y el PP y Cs lo saben y no van a soltar la presa fácilmente. La izquierda en general y el PSOE en particular que tiene la llave de la operación, deben superar su complejo de niño que le han quitado el juguete y dar el paso adelante con una Moción de Censura e Investidura. PODEMOS debe apoyar alguna de las formulas que supongan establecer un nuevo marco discursivo y político en nuestro País, y dejar para más adelante el debate sobre el liderazgo definitivo de la izquierda en post de la mayoría social. Posponer el debate sobre la solución definitiva en Cataluña y el resto de los territorios a dos años vista, lo que daría serenidad y perspectiva para la búsqueda de un encaje pactado y aceptable por todas las partes. Y dentro de dos años, con un poco de acierto, generosidad e inteligencia política, estaríamos hablando de otras cosas importantes, como los retos futuros en la economía sostenible del siglo XXI, en las nuevas fronteras del estado del bienestar y el avance de la democracia participativa, en reformas democráticas de progreso en nuestra constitución, etc.
La solución está al alcance de la mano, la pregunta es, ¿madurez o estrategia miope?


Federico Noriega Gonzalez
Exconsejero ciudadano municipal de PODEMOS Sevilla




0 comentarios:

Publicar un comentario